Hablábamos anoche, con mi amiga Carmen, sobre si le estaba resultando muy difícil, lo de su madre, que tiene como 90 años, hecha mierda físicamente, pero con una lucidez asombrosa y hoy, mientras esperaba en la peluquería para cortarme el pelo, y en el mientras tanto, para mi ¿Qué ha sido lo más difícil? Perder a toda la familia, la que se murió y la que está lejos, y sonreír cuando he estado mal. Pero me dí cuenta también, que si sonríes en la adversidad, y de tus mismas desgracias, y públicamente, tu mal mengua. Creo que lo más importante en esta vida es saber buscarte la diversión en lo que hagas y aceptar lo que venga...
Entonces me pregunté qué había que hacer o como, yo podía lograrlo, a veces. Y me dí cuenta que es como un ejercicio, ya que hay que practicar y practicar. Hay que enamorarse, de las cosas que también, pueden tener mal rollo.
No hay nada más aleccionador, que el entusiasmo, por lo bueno, y también para corregir lo malo. La agresividad, el desinterés por aprender, de ver que existe todo un mundo y que cuando lo descubres, y te comience la apatía, todo eso se puede corregir, imprimiendo un poco de ritmo y arte a tu vida...
No necesariamente, el arte que uno ve en un museo, el arte de saber ver; de respirar; de oler; de acariciar y tocarnos; de comer...
Igual, que el arte del saber bien morir...
yo ahora, por ejemplo, muero por comer algo rico, así que iré a ver en la despensa y frezzer...
después les cuento, Ah!, por cierto, por allá abajo en el blog, existe una receta de algondigas, veré donde está, con tiempo, claro, que esto es...un viaje a Marte, para mi...
lunes, 1 de febrero de 2010
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