lunes, 1 de febrero de 2010

Hablábamos anoche, con mi amiga Carmen, sobre si le estaba resultando muy difícil, lo de su madre, que tiene como 90 años, hecha mierda físicamente, pero con una lucidez asombrosa y hoy, mientras esperaba en la peluquería para cortarme el pelo, y en el mientras tanto, para mi ¿Qué ha sido lo más difícil? Perder a toda la familia, la que se murió y la que está lejos, y sonreír cuando he estado mal. Pero me dí cuenta también, que si sonríes en la adversidad, y de tus mismas desgracias, y públicamente, tu mal mengua. Creo que lo más importante en esta vida es saber buscarte la diversión en lo que hagas y aceptar lo que venga...
Entonces me pregunté qué había que hacer o como, yo podía lograrlo, a veces. Y me dí cuenta que es como un ejercicio, ya que hay que practicar y practicar. Hay que enamorarse, de las cosas que también, pueden tener mal rollo.
No hay nada más aleccionador, que el entusiasmo, por lo bueno, y también para corregir lo malo. La agresividad, el desinterés por aprender, de ver que existe todo un mundo y que cuando lo descubres, y te comience la apatía, todo eso se puede corregir, imprimiendo un poco de ritmo y arte a tu vida...
No necesariamente, el arte que uno ve en un museo, el arte de saber ver; de respirar; de oler; de acariciar y tocarnos; de comer...
Igual, que el arte del saber bien morir...

yo ahora, por ejemplo, muero por comer algo rico, así que iré a ver en la despensa y frezzer...
después les cuento, Ah!, por cierto, por allá abajo en el blog, existe una receta de algondigas, veré donde está, con tiempo, claro, que esto es...un viaje a Marte, para mi...