sábado, 25 de septiembre de 2010

En cualquier momento de la existencia del hombre, el elemento más buscado, consciente o inconscientemente, ha sido la felicidad.
Como con el arca perdida, buscamos una felicidad que cada uno entiende y percibe a su manera.

¿Pero qué es la felicidad?: para muchos es tener, poseer y ser. Tener dinero, poseer bienes materiales o ser el más guapo, el más inteligente, el más simpático y el más admirado, pero lo cierto es que aun poseyendo todas estas cosas, la mayoría de las veces seguimos sin ser felices.
Somos, como decimos en Argentina, y creo que en varios países también:...”La gata Flora: si se la quitan, grita; y si se la ponen, llora”...

Felicidad puede ser cualquier cosa de la que seamos capaces de disfrutar, personal y profesionalmente, individual o colectivamente.
Pero para disfrutar de algo tenemos que ser capaces de sentirlo, de vivirlo... y querer disfrutarlo realmente.

Generalmente, utilizamos excusas como: "Si no fuera por…" para justificar nuestra infelicidad, pero, claro, es solo una excusa, porque los responsables de nuestra felicidad somos nosotros mismos. Motivo por el cual, uno debe de tener la edad y la sabiduría de saber disfrutar, aunque mas no sea tomando un café calentito, mirando la tele, y envuelto en una manta...

Si ponemos nuestra vida en manos de cosas, o de otras personas, nos encontraremos muy limitados para poder sentirnos felices, ya que todas las expectativas las estamos basando en cosas o personas ajenas a nosotros mismos, por lo que dependeremos de factores que no podemos controlar.
Por eso, a veces pienso, que la soledad es buena compañera, aunque, también suele ser una mala consejera, porque si no sabemos manejarla, nos provocará una infelicidad tremenda...

Si espero a tener dinero para ser feliz, evidentemente puedo morir en el intento; si espero que me reconozcan por mis cualidades personales y/o profesionales, puede que me jubile antes de conseguirlo. Si espero a tener tiempo para hacer aquello en lo que siempre soñé, probablemente nunca lo haga, y así en todo lo que espere que pase para poder sentirme feliz.

Aun así, tenemos la posibilidad de ser felices o, mejor dicho, de sentirnos felices,

Por supuesto, la búsqueda de la felicidad es una buena motivación.
Otra es el tiempo: lo necesitamos para poder hacer realidad nuestros sueños y poder vivir aquello que queremos vivir, y un tercer factor es la necesidad de encontrarnos ante personas que nos inspiren confianza, que sean reales, con las que no tengamos que preguntarnos si lo que dicen o hacen es verdadero o falso, que podamos creer en ellas sin cuestionarnos nada. Personas ante las que no nos sintamos juzgados, criticados o en falso constantemente.

Para lograr esta felicidad buscada, pueden ayudarnos nuestro cinco sentidos... Sí, ya sé que sigo en la brecha y que me repito, pero no puedo evitarlo: tenemos cinco sentidos y ni hablar, los que, encima, nos creemos que tenemos un sexto sentido y para colmo, los utilizamos poco y mal.

Demasiada prisa por llegar, por tener y por lograr cosas que no nos van a dar felicidad, y demasiado desaprovechamiento de esas habilidades naturales que tenemos y que nos pueden facilitar el camino para sentirnos realmente felices y bien con nosotros mismos.

Reaprendamos a oler, a ver, a oír, a gustar y a tocar, porque esos sentidos nos darán imputs reales de lo que hay a nuestro alrededor, y no estarán mediatizados por opiniones externas a nosotros.
Aprendamos a depender de nosotros mismos si queremos lograr la felicidad.

Finalmente, diré que la felicidad depende de 4 aspectos, creo:

Satisfacción sensorial (placer de comer, mirar, oír, oler y tocar)

Compromiso con la vida.

Tiempo para dedicar a la familia y a los verdaderos amigos.

Tener hambre de realidad y autenticidad.

Parece tan simple, pero cuando estás invadido de tristeza, es como, qué sé yó...