viernes, 1 de julio de 2011

Leña del árbol caído...

Hay una tribu, en Papúa, Nueva Guinea, que danzan cuando los cazadores vuelven con los animales suficientes para carnear y tener para varias semanas...

Cuentan que, cuando hay alguno de ellos que hace alarde de las piezas cazadas, por cantidad, o por buenas o sabrosas, que se juntan entre todos, lo matan, lo despellejan, y con su piel, hacen el revestimiento de los tambores, con los que suenan una música que hace recordar a todos, lo importante que es no hacer del caído, una victoria deshonrosa..

Estoy hablando del cazador, obviamente...

Cuántas personas mereceríamos tan cruel final? y cuántos de éstas personas, serían políticos?...

Aquí, en España, como en muchas partes del mundo, serían cientos los de esta última clasificación, o me equivoco?

Retóricamente hablando, constituye uno de los argumentos principales y falsos, que sirven para persuadir a la población (o a un grupo determinado de personas) mediante la utilización de sentimientos, muchos de ellos exacerbados, en vez de promover la razón y la racionalidad.

Se utiliza, generalmente y extendidamente, por parte de aquellos, medios de comunicación y empresarios para condicionar la formación de expectativas, echando por tierra los logros, pocos, pero logros al fin, de los estos mismos políticos, o de personas comunes, que hayan logrado algo, durante cierto tiempo...

En buen romance, hacer leña, del árbol caído...

Es como ser un misogino, y declarar a voces lo inservibles que han sido las actuaciones de otras personas, dando por hecho, que lo que hemos, estamos o haremos, es lo mejor, y me pregunto:

No deberíamos hacer como los de ésta tribu de Papúa, Nueva Guinea, y sobretodo con los políticos que asoman, quienes dicen o prometen, criticado actuaciones de otras personas o gobiernos, y cuando asumen el poder hacen todo lo contrario???...

Bum...Bummm...Bummmm...
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