sábado, 20 de agosto de 2011

La chica Vampiro!!!!...



Ustedes ya saben, que una de mis aficciones, es tomarme unos cuantos cafés, aprovechando el calor del verano, en las terracitas de Barcelona, y de paso hacer que leo algo y afinar el oído y ahora que podré después de mi operación visual, ver las caras de las gentes e imaginarme sus mundos...

Estuve hace poco en una, y me prendí en una conversación que mas o menos tratare de reproducir, ya que ademas, cuando hago esas cosas, salgo con una libretita y anoto frases que oigo, o detalles como los que siguen a continuación:

-“Ya casi has acabado con los vivos. Era cuestión de tiempo que te pasaras a los muertos, ( pondré un nombre ficticio: Esperanza)”.

-” Tú me hablas medio en broma medio en serio y eso no casa bien con mi desconcierto, porque es lunes y no recuerdo nada del domingo. De hecho, no recuerdo nada desde la noche del sábado, cuando mi cuerpo era despojado de su ropa en una suerte de misa negra y mientras mi voluntad se enredaba entre mi lengua y la de Eduardo (“llámame Edward”, me dijo) que oficiaba de sumo sacerdote”...

En éste punto, hice como que me dolía el culo y la espalda y arrimé mas la silla a la mesa de al lado, y mi oreja parecia el altavoz de los discos de 78 rpm. de RCA VICTOR...

Esperanza seguía:
-”Rebobino una y otra vez la película de este fin de semana hasta las partes que tengo controladas, documentadas y certificadas, y era tal el pedo que poseía, que algunas ni se que hice!!!!..”
Todo comenzó de repente cuando sonó mi teléfono móvil, y recibí un inquietante mensaje:

-“¿Estás preparada para vivir una aventura que no olvidarás?”. Y a mi “sí” inmediato respondió con un lugar y una hora: siete de la tarde, plaza de Urquinaona.
-“¿Pero dónde?, que la plaza es muy grande”, pregunté.
-“Yo te encontraré a ti”.

Su compañera de mesa abría los ojos grandes como el dos de oro a medida que le iba contando, y Esperanza seguía:

-”Él siempre me encuentra a mí, la verdad. Le conocí una Noche de los Libros mirando detenidamente los lomos de todos los volúmenes de literatura fantástica que había en una de mis librerías favoritas de
la calle Caneda”.

En éste punto debo aclarar que el look de la chica, era una mezcla de punk, under, pin-up y grungee...

-”Yo fisgoneaba los títulos de las novelas eróticas, en la misma estantería, un poco más abajo, y ni le vi. Al levantarme le golpeé, dimos dos traspiés y servidora acabó, como siempre por el suelo.
Le gustó mi nombre (“premonitorio”, dijo) y se presentó como Edward mientras tomábamos una copa de vino.

( como ahora que iba por la tercera!!!!!)

-“Pero es Eduardo, ¿no?”.
-“Edward”, insistió. Y a mí que se me había atragantado el primer volumen de los crepúsculos me pareció que el tipo (piel blanca, ojos negros, cabello castaño y un poco largo, con un abrigo largo, pasado de moda y algo siniestro) era un interesante ejemplar de friki dotado.

Menos mal, que algo de taquigrafiá, aun conserva mi memoria, porque la tal Esperanza, le contaba a su amiga el relato, bastante rápido, y uno que ya es adicto a los teclados, a veces se pierde en la escritura!!!!!

-”En la fiesta de carnaval del Círculo de Bellas Artes ( continuaba Esperanza) me reconoció pese a mi logrado disfraz de romana.
Besó mi mano y se marchó. Creo que le he visto absorto en su lectura en algún vagón abarrotado del metro. Apostaría que me lo he cruzado en la oscuridad de algún bar. Y un día me pareció intuirlo en la penumbra de un teatro, mirándome fijamente desde un palco. Cuando acabó la función fui a buscarle y ya no estaba, solo una tarjeta con el nombre “Edward” y su número de teléfono.

-”Él no tenía mi número, pero sí que me dejó el suyo. Así es que el viernes, después de pensarlo un rato, le puse un mensaje para quedar con él. Sí, estoy loca como una cabra, pero… ¿a quién no le excita el misterio?
El sábado por la tarde me presenté en el bar de las hadas del gótico, en lugar de una plazuela con sus columpios, sus abuelos y sus nietos, me encontré inmersa en una fiesta que era una especie de holocausto caníbal. Rápidamente un montón de zombies me rodearon y me acercaban sus caras purulentas haciendo todo tipo de ruidos guturales mientras yo hacía esfuerzos por no reírme ni salir corriendo.

-“¡Atrás, bestias! Es mi invitada”. Edward se impuso y todos obedecieron.
-“¿Cómo no se me había ocurrido a mí? Es original esto de la marcha zombies para una primera cita...”, pero no pude decir más. Me cogió la barbilla, me inyectó sus ojos y me besó en los labios como si estuviera dormida y temiera despertarme. Y ahí, colgada de esa promesa de intimidad romántica, confieso que me dejé llevar. Y también es justo ahí donde empiezan mis lagunas.

En éste punto de la conversación de amigas, pedí al camarero mi 3er. Café, esta vez, sin leche...

-”Recuerdo que anduvimos de la mano arropados por los muertos vivientes, pero al cabo de un rato los zombies desaparecieron y me encontré caminando por un Barrio Gótico Barcelones que no reconocía, más siniestro y más oscuro.
Cada vez que sentía algo parecido al miedo se materializaba una señal tranquilizadora: una comisaría de policía, un bar abierto, un hotel…

-“Hemos llegado”, anunció en la puerta de un garito adelantándose a mi enésimo intento de retirada. En un cartel me pareció leer “El séptimo infierno”, pero ésa es otra cosa de la que ya no estoy segura.

-”Y, a partir de ahí, sólo recuerdo dos copas de Vodka, muchas velas, poca luz, música punk o algo parecido, gente vestida de negro, olor a incienso, otra puerta, una sala pequeña sin ventanas ni espejos, menos ruido, menos gente, menos luz, una especie de cama que parecía un altar rodeado de velas, Edward hablando en voz baja en mi oído que me dice que no tenga miedo, que me desea, que tengo que ser suya esta noche, que ha cruzado océanos de tiempo para encontrarme (pelín de cuentero ahí, que eso se lo he leído yo al Drácula de Bram Stoker…), que le ayude con la blusa que se atasca con los botones, que necesita contemplarme, que tiene que fijar cada milímetro de mi piel porque hasta dentro de 100 años no volveremos a encontrarnos (que para entonces, pienso yo, que si tendremos necesidad de sexo, la cosa sera mala), que no me quite las medias (y pienso que ha caído en las garras de otro fetichista de los ligueros), que el sexo oral es para los muertos de hambre que se comen cualquier cosa… Y a punto estoy de protestar, porque servidora no tiene “cualquier cosa” entre las piernas, pero no me deja, porque casi me atraganto con el piercing de su lengua que se adueña de mi boca, igual que sus manos de mis pechos.

Yo estaba que no sabia si irme, pedirle un autógrafo, sentarme con ellas, abanicarme, o qué...

Esperanza, continuaba ante la mudez de su amiga:
-”Lo que pasó se mezcla con lo que soñé, lo que imaginé, lo que la vodka me hizo ver y con lo que ahora, un día y medio después, mi cabeza absurda se empeña en recordar. Como que durante un rato largo,mientras yo ya estaba desnuda y él seguía vestido, pensé que me follaría con él abrigo puesto. Pero no, porque tengo en la cabeza la imagen de un tatuaje sin terminar en su brazo izquierdo, en los dedos el tacto de un pecho rasurado, y en la pierna derecha un arañazo que me hizo (previa rotura de medias) con la hebilla del cinturón al quitarse los vaqueros.
-”Tengo en los oídos el sonido de una música extraña mezclada con su gemir profundo en cada penetración. Su vaivén lento y terminal demoraba el recorrido de entrada en mi cuerpo con tanto deleite que creo que tardaba varios segundos y, cuando llegaba al final, aún empujaba hacia adentro, como si quisiera quedarse así para siempre.
Por supuesto que no me acuerdo de cuánto tiempo duró, de cuántos orgasmos tuve, de cuántas veces le vi renacer de sus cenizas y erguirse incansable de nuevo para seguir cantando su salmo de gemidos animales con sus ojos clavados en los míos.

-“Calla, que vas a conseguir que me ponga de los nervios!!!!”.

Los aspavientos de su compañera de mesa me hacen retornar al lunes por la mañana, al café solo con tostadas, a la pastilla del día después (que insiste en que se las tome, aunque yo tengo la certeza de cierto tráfico de preservativos)...

Mientras prendía mi 4to. Cigarrillo, pensaba con un poco de envidia:
¿Un día y medio follando? Pero habrán dormido, o comido, digo yo…

A ver si es verdad que hace un siglo que no echa un polvo, el pobre…

Así te ha cogido con esas ganas, so perraca, que no sé qué te gusta más si matarnos de miedo a los que te oímos o de envidia.

Su compañera le preguntó, mas que curiosa:
-”Bueno, y qué. ¿Cuándo le vuelves a ver?”.
-“Pues esa es la cosa, que se ha despedido ‘hasta dentro de 100 años, mi amor’. Y ahora que miro,han desaparecido de mi móvil sus mensajes y su número. ¿Tú crees que de verdad puede ser…?”.
-“Sí, un gnomo, como el del chiste, no te jode… Por Dios no seas ingenua, Esperanza!!!!.

Su amiga finge exasperación y casi me echo a reír ante su explicación obvia y teatral.

-“Es un friki con un buen rabo, pelín de jeta y mucha imaginación.Yo que tú me olvidaba del asunto salvo que empieces a sentir ganas de chuparle la sangre a tu pobre gato. Lo que es alucinante es la buena cara que traes casi sin dormir…”.

-“¿De vampiresa recién convertida? ¿De novia de Drácula?...”.

-“No, guapa: cara de bien follada. Es temporal, ya verás. Con ocho horitas de trabajo y doce de sueño, se te pasa...

Después de todo, su amiga, la que enmudecía, era mas perra que la tal Esperanza...