Quentin Blacke, Tks!!!
Ayns! Dominique!
Cogió un avión con
destino a Grecia (la ciudad de Chania), porque se casaba su amiga Clara. Amiga
de la universidad, con Patras que es un tipo encantador, de esos que te miran y
hasta las más venenosas de las serpientes mojan las bragas (bombachas). Vamos
que parece un héroe sacado del film Alejandro Magno…
Locales, o sea de
aquí, fueron pocos, pero ya sabemos de la generosidad griega, y de tanto que los mimaron los padres de Patras, y a pesar que no se entendían una mierda, y
que cada uno hablaba con señas, lo que creía que el otro hablaba, ¡aquello era
babel en Chania!!!!
Dominique, disfrutó
una de las semanas más perfectas de su vida porque, aunque nadie hablaba un inglés
básico y rudimentario, estuvo y lo pasó súper mega guay.
Allí, durante esa
semana conoció a Stavros, primo de Patras, que se parecía a la reencarnación de
Zeus. Y desde el primer cruce de miradas ya habían congeniado y babeado.
Claramente, no hace
falta un lenguaje hablado, cuando el universal de las miradas largas y
profundas, los roces ocasionales, los encuentros inesperados por la espalda, eran
el mejor de los lenguajes para Dominique.
El día de la boda,
como Clara odia el olor a humo y, a pesar que la boda se realizó en los
balcones ajardinados, y con caída al mar celeste, Stavros se perdió bajando al
mar entre las malezas, a fumar un porro de marihuana y, Dominique ya iba detrás
de él, cuando Clara secuestró su atención, para un detalle griego de la
ceremonia.
-…” ¡Me cago en los
cultos tradicionales”! -Pensó Dominique para sus adentros.
Sin embargo, Dominique
nunca había asistido a una ceremonia tan preciosa, a pesar que no se había
enterado de nada de lo que decía el que la oficiaba y para colmo, en ortodoxo,
razón por la cual se dejó llevar y repetía lo mismo que hacia el resto de los
invitados.
Era tal el lío de la
fiesta que Clara, al ver que era de las pocas que estaba cohrente(la cultura
alcohólica de Dominique, era de premio nobel) le pidió que fuera a buscar los
regalos para los invitados, junto al “primo Stavros” …
Iban cuesta abajo,
donde estaban todos los vehículos aparcados, y Stavros, se aferró a un brazo,
ya que con tanta piedra en el camino de bajada y del pedo que tenían,
trastabillaban…
Yo imagino que las
cosas que le decía al oído, eran obscenas descripciones de lo que pensaba hacerle
porque, cuando Dominique se agachó a buscar detrás del asiento trasero la
caja que le habían pedido, el mendas, le apoyó el paquete en el culo, y
Dominique creyó que le estaba apuntando con un cañón medieval!
Ahí mismo, el tipo, le
quito a Dominique sus prendas, y comenzó a comerle el culo con ropa interior
puesta incluida.
El griego, que aún no
sabemos cómo, tenía en la boca los under wear en la boca que habían sido arrancados
de un mordisco (¡eran de marca!!!!), y chupaba el culo de un modo que parecía,
que chupaba néctar de los dioses del olimpo. Pero…
Pero, hubo que dejarlo
porque se oyeron pasos, y volvieron a la fiesta.
Dominique, como si
hubiera salido de una trinchera, el tal Stavros, tapándose el paquetón de su
entrepierna aún erguido con la caja y, era tal la calentura, que cogieron un
mantel de una mesa y se tiraron en una de las tumbonas de la playa, mientras
algunas barcazas se hamacaban acompasadamente con el agua del mar, y en el
horizonte el sol poniéndose, con destellos color cobre.
Como por arte de
magia, apareció un preservativo tamaño XXL, y Dominique suspiró.
No sabemos si de
placer, o de lo que sería el latigazo de la penetración, o porque hacía rato
que no se comía una XXL.
Luego que el griego lo calzó perfectamente, le dieron un uso fantástico, en todas las posiciones que,
sumadas a las del griego, ¡Dominique sintió que peleaba con todos los
monstruos mitológicos!
Claro, Dominique al
tercer orgasmo y tanta gimnasia griega, que por eso ellos fueron los inventores
de las olimpiadas, estaba como para decirle:” Córrete de una puñetera vez”!!!!,
pero como no sabía decirlo en griego, comenzó a ponerse en poses excitantes,
para ver si ese atleta se emocionaba y, terminaba de una buena vez…
Pero nó…
Al fin y al cabo,
Grecia es donde se inventó la maratón y este tío, ¡era un corredor de
triatlones!
Fue cuando se le ocurrió
hacerle un "69" y chuparle a Stavros el ojete, porque Dominique estaba ya sin lubricación, el preservativo ya
parecía de los medievales hechos de piel de cabra de lo seco que estaba, hasta que
finalmente Stavros… ¡se corrió!
Arquímedes, otro
griego... ¿Fué ése que había dicho Eureka!?!?!?!...bueno, Dominique lo dijo en
su más puro español y al borde de un ataque de alegría!
Ya de regreso a
España. Cuando Dominique me contaba todo esto, a mí me dio un ataque de risa…
Claro, yo puedo, según
dice, porque ya chocheo…
ANA BONET Y SUS PINTURAS