sábado, 14 de agosto de 2010

PERDON, AMO FUMAR!!!

Les pido perdón: yo amo fumar...

Dentro de poco tendremos que aceptar como normal que esté más penalizado prender un cigarrillo que incendiar el retrato del rey de España o un ejemplar de la Constitución.

En la cruzada contra el tabaco, lo único que cabe esperar es que no acabe como la que se mantiene contra las demás drogas prohibidas (también capricho tipo inquisicion de los yanquis): es decir, convirtiendo el ocasional abuso privado en una amenaza del tipo gansteril al orden público, que ponga en jaque a países enteros, como hoy ocurre en México y otros lugares.

Se maneja la noción de salud pública como si fuese algo evidente, acerca de la cual nada tienen que opinar cada uno de los sujetos, ya que a fin de cuentas son los que se saben sanos o se ponen enfermos.

Parece demostrado que abusar del tabaco (como de ciertos alimentos o bebidas, deportes de riesgo, desbordamientos eróticos, pasiones ideológicas, etc.) comporta daños personales.
Pero en cambio se silencian los beneficios que su uso puede dar a quienes saben manejarlo.

El sabio Lichtenberg confesó que le gustaría saber cuántos versos de Shakespeare se los debemos a un vaso de vino tomado en buen momento, aunque su hígado se hiciera mierda...
Lo mismo podemos aplicarlo a un cigarro que propicia un proyecto imaginativo, una charla amistosa, la prolongación del encuentro amoroso o una tarde pensativa.

Entiendo que no se debe fumar allí dónde el humo del tabaco moleste a otros, pero ¿por qué los fumadores no pueden disfrutar de un espacio público, sea en un restaurante o en su lugar de trabajo, donde puedan fumar sin que les molesten quejas ni persecuciones? ¿O es que hay quien se siente alterado porque los demás fumen, sea donde sea? ¿o acaso les encanta romper las pelotas con el "te vas a morir de cancer"...

Y dicen de los integristas ... Como si fuera más excusable coaccionar al prójimo por la salud de su cuerpo que por la de su alma.

Por mi parte, suscribo a Winston Churchill: "Mi regla de vida prescribe como un rito sagrado fumar cigarros y beber alcohol antes, después y si es necesario durante las comidas y en los intervalos entre ellas".

Dénlo por dicho y hecho..