viernes, 9 de diciembre de 2016
EEEEEHHHHHHH!!!!....que bonita es la felicidad!!!
.....DEJAME GRITAR!!!
Hasta que ya no tenga fuerzas,
hasta que ya no quede nada más
que los restos y desechos
de la eternidad,
no nos queda más remedio
que entrar a matar.
Porque ya no nos amamos
como amábamos entonces,
como amábamos en shangri-la.
El temporal,
hace tiempo que amenaza
con implosionar,
que brutal y
qué terrible es
la sinceridad,
cómo solo dos palabras
pueden destrozar,
los tímpanos ,
el corazón ,
y la bondad,
y la verdad .
Y es que ya no me apetece
recapacitar.
y ni poner en marcha nada ,
ni recuperar
algo de emoción ,
o un pequeño
crash...
ACA , haciendo un copy / past ( copiar/pegar), en el buscador PODRÁN ESCUCHAR LA CANCION!!!
https://www.youtube.com/watch?v=XXzZ_Lz0XKg
https://youtu.be/XXzZ_Lz0XKg
La soledad también puede ser preciosa
Y mis momentos de soledad pueden ser
preciosos, ya que en las pinceladas que mi ADN recuerda, no existen zonas
oscuras. Allí convergen y alimentan mi memoria de recuerdos. Recuerdos que
hacen que me sienta orgulloso de mi historia, de mi pasado, de mi presente y
también de mi futuro.
Es cuando recorro ésos caminos, que
inesperadamente acuden y me maravillo, de lo bueno, y hermoso que fue todo para
mí.
Viví una vida jugando, y me doy cuenta que, si
los seres humanos jugásemos más, las cosas en el mundo, irían mejor…
Por decirlo de alguna manera yo he sido un hijo
de varias dictaduras, en un país donde el lema era “no llegaras muy lejos, si
nosotros no queremos”, pero que yo sí. Hice siempre lo que quise. Jugué, me
divertí. ¡Mucho!
Desde que tengo uso de memoria, me divertía con
los días de lluvia, un lugar donde la lluvia estaba muy presente y salir al
jardín con mi capa y capucha y chapotear en los charquitos de agua que se
hacían en el mismo, hasta subirme a un avión, siendo un adolescente, e irme un
fin de semana a Río de Janeiro, a Bailar a sitios que en los que yo vivía, no
podían existir. O como ahora, contando mis cosas y rememorando los momentos
felices de mi vida, e incluso los trágicos, y hasta cómicos.
Lo que más me acuerdo de mis correteos por el
jardín debajo de la lluvia, y mis botitas de ídem, eran los tortazos que me
daban para meterme adentro de la casa…Ya desde niño me imprimían “carácter” …Pero
yo me resistía y me abrazaba al jazminero, que ya era un árbol, y entre mis dos
hermanos, uno aferrándome de una pierna y el otro de la otra y mi cuerpo
flotando en el aire, soltaba carcajadas como si se tratara de una tortura
divertida de la santa inquisición…
Hoy me doy cuenta que la lluvia, el impermeable,
los paraguas, los charcos, y el cielo plomizo llenaron mi cabeza de poesía a mi
vida.
A medida que fui creciendo y madurando, comencé a
comprender que las palabras forman parte de la vida que uno transita. Y hoy me
arrepiento de muchas de ellas, porque fueron mal escogidas, en los momentos
importantes o simplemente no dije nada y me quedaba callado cuando se necesitó
que las dijera. Contradicciones de mi vida.
Cuando era chico, mis cuadernos de comunicación a
mis padres SIEMPRE decían cada semana, que debía hablar menos, conversar menos,
y claro, hablaba hasta por los codos.
En casa me decían “colador de fideos” (“sculapasta”),
no dejaba nunca de hablar hasta en los momentos que no se debía y no era de
buena educación.
También aprendí a llamar a las cosas por su
nombre, en cambio en la actualidad hay una tendencia a no llamarlas por su
nombre, y ni hablemos de las abreviaturas que se utilizan en los chateos… ¡Otra
vez aquí estamos!
Es como si lo que fuera políticamente correcto,
es no querer nombrar a las cosas por su nombre, porque pareciera ser que
algunas hieren, y más si estamos fríamente sentados escribiéndolas en un teléfono,
provocando la desazón del que recibe el mensaje.
¿Me estará diciendo lo que creo? ¡Me rompe los
esquemas!!! ¡A mí me pasa todo el tiempo!!!!!
Creo que por eso la gente se siente muchas veces
sola, porque la palabra ha de ser evocadora, movilizadora, provocar
sentimientos.
¡Sino Estamos fritos! La soledad que provoca la tecnología
en las comunicaciones, no dejan que las palabras crezcan con uno, cambien, y se
multipliquen.
¿Cómo no hemos de sentirnos solos a veces?
Aprendí a estar solo, y viendo al resto del
mundo en esa locura móvil, descubrí el camino, la evocación, la ensoñación y abrí
nuevos horizontes en mi vida. Preguntándome cuál iba a ser el transcurso de mi
vida y desde aquí, escribiendo las cosas que me pasan, ya lo sé.
El placer de oír a Mozart, Bach, o Madonna,
mientras escribo, es inigualable, y si llueve y miro por mi ventana, el placer
es absoluto, viajo a través del tiempo, y evoco mi niñez, y lo feliz que fui.
Cuando comencé a escribir, sin darme cuenta me había subido a un trampolín, y poco a poco en todos estos años, de soledad, de alegrías, y de miles de sensaciones, me di cuenta que podía dar un salto hacia el cielo, en cualquier momento, salir de lo más hondo a lo más maravilloso.
El trampolín, ése que te hace saber que podemos
dar un salto hacia arriba en cualquier momento.
Las cosas se nombran porque existen, igual que
el tacto que hemos de tener para utilizarla, no deberíamos tocar de oído, ya
que su poder es inmenso, y tenemos que tener la sabiduría de poder callar o
hablar cuando es necesario, como ahora. Como hoy.
Para que la soledad sea preciosa hay que
recorrer un camino complicado y lleno de zarzas.
Sé que a través de mi soledad y de la palabra
escrita tengo más de doce mil hijos, los que me leen y comparten mi soledad
preciosa, y están en los sitios donde menos imagine que me leerían.
Esos doce mil y pico de hijos, son el motor en
la ilusión de mi vida actual, y tengo que transmitirla, además de inundarlos
con mis wassaps, avisando que hay algo nuevo. Que aun puedo sorprender y tengo
para rato.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)