miércoles, 30 de noviembre de 2016

DOMINIQUE Y SU NOVIO BOMBERO...

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Dibujo de Edward Gorey



Vamos a ver… Que el sexo cibernético o telefónico, puede estar bien, pero lo haces conmigo, le espeté un día a mi bombero (¿se acuerdan de él?) …
El otro día, estaba de visita en la casa de mi amiga “la Inesita”, y como su marido estaba en un congreso de no sé qué de máquinas de pop-corn,con sabor a jamón y queso y ella se puso un aparatejo, que hace que esté siempre caliente le pregunté, cómo se las arreglaba ya que él estaba tan lejos, y me dice:
“Lo hacemos por videoconferencia...”
“Claro…Claro” … le conteste yo.
Parece ser que la llama por internet desde el hotel, y mantienen vertiginosas y largas conversaciones en las que no se oye ni una sola palabra, pero mucho gemido.
“¿Y siempre terminan corriéndose? Le pregunté ingenuamente…
“Por supuesto, me contestó, y lo mejor del asunto es que no hay que hacer muchas cosas ni piruetas tipo fitness. En pocas palabras, no termino, ¡toda sudada! Y, por otra parte, ¿quién mejor que yo sabe acariciar donde más me plazca?” …
La explicación de Inesita, me dejo pensando.
Tengo amig@s que no les da placer masturbarse, porque se consideran unos tristes desgraciad@s que realizan sexo en solitario. Y pensé que, a lo mejor, del otro lado de la pantalla, al que le cuentas y te cuenta, se puede recrear la fantasía que estás acompañad@, ¿no?...
Ya…Ya…Lo sé, igualmente, estás más sol@ que un cactus en el desierto para limpiar los restos que quedan en toallitas, papel de cocina, etc., etc…Pero obviamente, por algo existen las líneas y páginas eróticas, y las ha convertido en un gran negocio, como el que se montó una vez una amiga mía, que me explicaba, que a ella le daba igual mostrar el chocho, a vete a saber a quién ni cómo, ¡ya que las caras nunca se ven y todo como en el negocio de un chino!
Todo por 2 dólares el minuto, ¡y se forró!!!
Volviendo al bombero, y una de nuestras peleas, fue porque a él le encantaba acostarse con el teléfono encendido, casi tanto como conmigo.
Y lo que más me enfermaba era que, en “las previas”, se dedicaba a hacer llamadas u oír mensajes. Ésa vez, ya llevábamos juntos como unos seis meses, y luego de estar media hora de escarceos preliminares, de besos, caricias y toqueteos, y cuando yo estaba más caliente que una pipa, en vez de hacer lo que debía, ¡se giró y comenzó a marcar números en el teléfono!!!
Disimulando mi enfado, e histeria le pregunté suavemente en el oído, casi susurrando, si era muy importante. No quería que entendiera que ya estaba de humedad hasta los tobillos…
Me respondió muy tranquilamente, que esperase que quería ver quien estaba esa noche. Y se puso a escuchar mensajes, que habían dejado otras personas, mensajes bastantes calienta braguetas. ¡Y ahí nomás me dice que grabásemos nosotros nuestro propio mensaje erótico, así podríamos oír quienes nos llamasen!...
“Me estás tomando el pelo” …Pero de ningún modo lo decía en broma. Lo decía muy en serio y ni sé cómo me convenció para entrar en ese juego, de teatralidad erótica.
Éramos “two biggest 4 sex” (dos grandes del sexo) y estamos muy calientes… ¿Quieres hacerlo con nosotros?...
Mientras tanto me hacía oír mensajes absurdos de gente que estaba más aburrida y sola que un hongo debajo de una roca.
Claro, después de un buen rato de oír gemidos, grititos, etc., etc…mis ganas de seguir se habían muerto. ¡Estaban más muertos que el ficus que se había secado en el balcón de mi casa!
Me senté apoyándome en el respaldo de la cama y con bastante enojo pregunté: 
“No te es suficiente con todo lo que te digo y hago” y me cruzaba de brazos, en actitud de protesta.
“Yo puedo ser tan o más sexópata hablando, y hasta desagradable, ¿que buscas?, ya con cara de plumero perdido.
“Pues a otros como nosotros, que nos digan lo que hacen, ¿no te parece caliente?” …
“¡Caliente estoy yo, y tú haces el idiota, como ellos!! Mira güapeton, yo me acuesto y me duermo, tu si quieres sigue con el teléfono en el oído, o la pantalla del ordenador y muéstrame a todo el mundo mientras duermo en pelotas, si quieres. Esperemos que te digan dónde están y te vas allí, a montártelos con esa gente. NO HAGAS RUIDO AL CERRAR LA PUERTA
Lo que quería mi bombero esa noche era un trio, obviamente, pero de tarifa fija con mil minutos gratis.
Como a las cuatro horas, mientras me vestía, para irme a mi casa, lo vi que aún seguía dale que dale al teléfono móvil, haciendo reconocimiento de voces y gemidos en las líneas eróticas, y seguro que la tele operadoras, que estaban del otro lado, ya estarían hartas de oírlo.
A la mañana, mientras desayunaba me llamó furioso, pidiéndome una explicación de que porqué me había ido dejándolo con un calentón abrasador.
Le conteste con su misma artillería:
“Si quiere oír cómo me corro, marque uno. Si quiere oír cómo la chupo, marque dos y si lo que quiere es echar un kiki, con Dominique, ¡está frito!...
“Pero ¿qué me dices Dominique?
“Oye güaperas, que no es igual llamar a alguien que ni sabes quién o cómo es, decirle qué te gustaría hacerle, ¡con lo que tienes entre manos!”

Y a mí, me gusta tomarme un tiempito, ¡no soy de esas personas del tipo “llámame que me corro en cinco minutos!...
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Dibujo de Joan Cornelia!