Solo en el universo de ESCHER
A veces pienso que estoy solo
en el universo.
Muchas otras veces, que me daría
pena morirme, porque estoy contento con la vida que tengo, y, lo que tengo, es
consecuencia de toda mi vida, por lo que no cambiaría nada.
Es muy importante para mí, no
tener el poder de cambiar lo que ha pasado en mi vida, la sola idea de poder
hacerlo me parece arriesgada, porque seamos sinceros, ¿tendremos alguna
garantía que logremos lo que nos parece que nos gustaría? Hummm. ¡Tengo mis
dudas!
Es verdad que lo que hoy nos
parece terrible, lo sea, ¿pero no es eso justamente, lo que logra que podamos
cambiarlo, pero a sabiendas y mirando hacia adelante?
Cuando uno llega a determinada edad, llega un momento en que te
das cuenta que en la práctica, no queda mucho futuro para elegir.
Pero Reconozcamos que un tipo de casi cien años, les marcó el
camino a los jóvenes, diciéndoles que son los ancianos los que deben indicarles
el camino, para no repetir los horrores y calamidades del pasado.
Sí. Hablo de Stéphane Hessel.
Tengo un amigo que trabaja en un geriátrico, y comenzó a tomar
nota de las reflexiones de los terminales, y comenzó con una pregunta, allá
hace años “¿Te arrepientes de algo?” O “¿Te hubiera gustado cambiar algo?”
Ha transcrito decenas de lamentos, pero el número uno del ranking
es “Quisiera haber tenido el coraje de
ser libre y hacer lo que quería, no lo que otros querían”.
Luego “No haber perdido tanto tiempo de mi vida
trabajando”.
En el tercer puesto “Haber
dicho ¡NO! Mil veces” y finalmente, en el
cuarto lugar “haber disfrutado más de
mis amigos y amigas” …
¿Que saqué en limpio de esos escritos?
Que hay una suerte de clave monacal y que se debe hacer siempre,
lo que se debe hacer. Ser fiel a uno mismo y a nuestras vidas, con sus pros y
sus contras.
Darle rienda suelta a la vocación que tengamos, guiándonos por lo
que nos dicen las tripas, la intuición, el instinto, la solidaridad y el desinterés.
Lo que las religiones orientales llaman el Nishkama del Karma.
En pocas palabras, que más vale entender que juzgar y comprender
que cuentan más lo afectos, que los conceptos que te cuentan desde que naces y
cuando estas por irte al otro barrio, te das cuenta que era todo una mierda y
una gran mentira universal...
Hace muy poquito cumplí un año más, crucé la barrera de otra década
ganada (¡jamás perdida!) y me doy cuenta que es el diálogo interno lo que
cuenta y el que tiene la clave.
De nada sirve que creamos que la vida es injusta y que todo lo que
nos pasa es solamente a nosotros.
Deberíamos aprender que, si es así, es porque tenemos una mala
racha, que todo cambiará, y que ya pasará.
Y solo los años son los que te dan la certeza de ver las cosas de otra manera.
Es la única manera de salir reforzados. No vivir victimas de nuestros
pensamientos negativos. Sobre todo, cuando no los hay, o no tienen solución.
La muerte, por ejemplo, es uno de ellos.
Todos llegaremos allí, más tarde o más temprano, pero es lo único que no podremos cambiar.
Todos llegaremos allí, más tarde o más temprano, pero es lo único que no podremos cambiar.
He conocido personas que viven amargándose las vidas y, lo peor de todo, amargándolas a los demás.
Un consejo? Si no puedes huir de ellos, ataca y quítales ese ánimo,
que entiendan que uno no está solo para amarguras.
Si uno quiere que lo que está por venir, sea mejor que tu pasado,
es la responsabilidad de uno de hacer las cosas de otra manera, no podemos
esperar que nadie nos salve, o que aparezca Batman a hacerlo.
Dejemos la mierda afuera, hasta que las cosas puedan cambiar, y ya
estaremos mejor, hasta que aparezca otra barrera y así sucesivamente.
Seamos un cachito más feliz, ya que el destino pone a cada uno y
cada cosa en su lugar.
El ojo de ESCHER