viernes, 9 de marzo de 2012

Vivir para decir..."He vivido"...

Ayer, justo el día de mi cumpleaños, que no diré cuántos, (porque dejé de acordarme después de cumplir los cuarenta), vino por la noche una ¿amiga? , y lo escribo así con signo de interrogación, a contarme que le habían detectado tumores, y que si estos eran malignos, o mortales, le tenia que prometer que haría lo posible por desconectarla!!!!...

Me lo dijo seriamente y mirándome a los ojos, desafiante, ya que no quiere ser una carga para nadie, y menos para sus hijas...(¿y la carga de mi conciencia?, pensaba mientras me decía eso y la miraba incredulamente), claro corte por lo sano la conversación, y le dije que sí, que no me rompiera mas las bolas, que si llegaba el momento, haría tipo la película de “donde está el piloto? en el que una mariquita mala desde la torre de control, pateaba un enchufe y apagaba todo, poniendo cara de malévolo, ¿se acuerdan?...

En un párrafo anterior escribí amiga con signos de interrogación, porque un amigo/ga, no hace este tipo de conversaciones o confidencias, y menos comprometer a alguien como yo que, tengo un trato diferente con la muerte, y paso a explicarme...

Sé que yo no viviré muchos años, he fumado mucho debo confesar, pero soy de los que piensan en la oportunidad de la gente que tenemos, para que aprendamos a bien morir.

A entender que la mejor muerte es ésa que pone el broche a una vida vivida hasta el final. "Morir es inevitable, ¡pero morir mal no tiene por qué serlo!"

Después de la de mi madre se que hay una muerte apropiada,humanizada y la haces tuya.
También hay una muerte expropiada.

Por esto entiendo un poco lo que pasó con mi madre, ya que nosotros, sus familiares y médicos querían expropiar la muerte. Pero es nuestra y, que sea propia y apropiada.
Tenemos que apropiarnos de nuestra muerte...

Y qué entiendo por expropiar mi muerte?

Cuando nos diagnostican una enfermedad terminal, los familiares dirán a los médicos: "¡Hagan todo lo posible!", como hice yo, y mi familia.
Y los médicos lo harán, porque lo verán como un reto médico.

Y eso es expropiador, porque si decir "Todo lo posible...", debemos pensar:¿Es conveniente? ¿Compensa hacer tanto? ¿Eso humaniza o deshumaniza?

La medicina ha avanzado más en los últimos 25 años que en los últimos 25 siglos: hoy los médicos y los sanatorios, pueden hacer tantas cosas... que quizá sean demasiadas...

Entonces hoy, en la distancia y retrocediendo a esa fecha que jamás olvidaré, aunque reconozco tambien que si me preguntan qué día fué, ni me acuerdo, pero de lo que seguro, no podre quitarme de la mente, fué cuando tuve que ir a reconocer el cadáver de mi madre, y entonces me pregunto si valió la pena tanta actuación médica, tanto dolor al cuerpo de mi mamá...

Hoy puse las cosas en la balanza, lo he razonado y hablado... y decido: se trata de nuestra calidad de vida, y al final estará siempre la muerte, nuestra propia muerte.

Claro a todos nos asusta el sufrimiento.

Hoy disponemos de fármacos contra el dolor: no tiene sentido sufrir. El índice de uso de morfina en el mundo occidental es bajo, índice de baja atención al paciente terminal.

Entonces me acuerdo de los médicos de mi madre y sé que hicieron demasiado para frenar la muerte y demasiado poco (y tarde) para evitar el sufrimiento.

Debieron haber hecho que el tramo final de la vida del paciente ( mi madre) y muchos de los que estaban en la terapia intensiva, fuera mas vivible!!!!

"No te olvides de vivir", dijo Goethe.
“Ved tan inevitable vuestra muerte... como la vida que os queda.”

Entonces cuando surgen cuestiones como la que se me presentó ayer, debería haberle contestado que en vez de joderme a mi con semejante historia, se debería haber planteado: ¿Cómo vivir si sé que voy a morir?

Simple...
Reconciliándose con la vida: entendiendo que la vida estaba antes que uno y que seguirá sin nosotros...

Es duro.
Nos acostumbramos a vivir... y nos apegamos. Pero la vida no nos necesita.
Deberíamos pensarlo. Y, a la vez, pensar que hemos colaborado con la vida, que hemos dejado huella, otros habrán aportado obras, hijos, emociones... Cosas que darán frutos.

Estoy convencido que en la terminalidad de nuestras vidas, eso es balsámico, para el que se muere y para los que quedan...

¡Y perdonémonos!
No juzguemos: hicimos lo mejor que pudimos y quedémonos contentos...

Lo que aun no tengo claro, es si ayuda a bien morir ser creyente, porque creo que ante la muerte, aun no se ha detectado gran diferencia en el dolor físico, entre creyentes y ateos.

Pero si que lo más importante en el bien morir, es sentirse acompañado, mirado, mimado, admirado: que haya alguien a tu lado que te vea de verdad.

Y para eso suele ser mejor un amigo que un familiar.
¿Por qué un amigo? Porque a un familiar le cuesta ver: ve que no estaremos en Navidad, vera el hueco que dejamos...

Estando presente. No queramos hacer: ¡hay que estar! Se trata de saber estar: una mano, una mirada... Seamos empáticos, no temamos acercarnos y defendamos sus intereses.

Como podemos ayudarnos a preparar bien nuestras muertes, es empezando por pensar que esta vida hay que dejarla en un momento u otro. De un modo o de otro...

Redactemos un documento de voluntades anticipadas: nuestros valores, las instrucciones médicas, designemos a quién delegaremos decisiones si no podemos. ¡Seré un ciudadano hasta el final!

Nada de mentiras.
Yo a mi vieja, en sus piquitos de conciencia, le dije todo lo que le pasaba, y cuando me apretaba la mano, me daba cuanta que me lo agradecía, pero, eso sí, hay que modular la verdad para que sea útil.

Las redes sanitarias deberían reflexionar sobre la calidad de la agonía.
La mitad de la gente muere en hospitales.
Luchemos menos contra que el paciente muera y más porque muera bien...
Hagamos que el entorno hospitalario sea más cálido, acogedor, íntimo...

Sé que por ahí, anda una tesis de la bioética, que dice que hay que aceptar que la muerte llega de un modo u otro y se debería aligerar la llegada de la muerte.

No existe una muerte ideal, pero como Rilke dijo: "Señor, da a cada uno su propia muerte". Que tu muerte encaje en lo que ha sido tu vida.
Como la de Sócrates... que me parece incluso demasiado perfecta.
Recordémosla...

Condenado a morir con cicuta, convoca a sus amigos, charla con ellos, hace salir a los que lloran, bebe y se despide: "Parto hacia la muerte y vosotros hacia la vida: ¡sólo los dioses saben quién tendrá mejor suerte!".

Así que yo ya sé como querría que fuese mi muerte...
Sin dolor. Y comprendiendo que ha llegado el momento.
Y despidiéndome de mi gente más cercana, y entendiendo que saldrán adelante.
Como dijo Quevedo: "Que mi vida acabe y mi vivir ordene".

Pero hay también muertes fulminantes y entonces no podrás ordenar nada, y no sé si eso es mejor que el paciente sea autor, actor y director de la obra,

Como dijo el poeta Gil de Biedma en aquel verso, que me viene en mente ahora: "Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir es el único argumento de la obra". Pero yo haría una pequeña corrección.

"Envejecer, disfrutar y morir". Lo de "¡No te olvides de vivir!" de Goethe. Hasta el final, ¡todo es vida!

No me olvidaré tampoco la de un amigo mio moribundo, que sacó una botella de vino y me invitó a brindar, y me pidió a mi y a un grupete de amigos, todos gay, a que lo sacáramos a la terraza del hospital en su silla de ruedas, a tomar sol, así los moretones de los brazos por tantos pinchazos, se le pondrían dorados y en la mortaja, no se le notaria tanto...

Fue, el primer caso de AIDS en Argentina...

Y como nos dijo Willy en esa mañana soleada:
Mientras puedan, procuren que al morir puedas susurrarte esto: "He vivido".