domingo, 16 de julio de 2017

ESCRIBE DE MARIA...CORRIGE SOBRIO


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 Gracias CARLOS TAULER!!!!
(Hemingway decía que había que escribir borracho.)
Cuando Dios creó el mundo, no fue su preocupación que entendiéramos su comprensión.
Me di cuenta de ello a los cincuenta años...
Los sabios decían claramente, que a los 50 (cincuenta) años, se daba una suerte de juicio sobre la vida que uno había llevado, dado que una cosa es lo que uno dice por allí y en lo que “realmente” ha sucedido hay una separación y un hueco por rellenar.
Hasta cierta edad, ese hueco es grande. A los 50 años cuando te das cuenta que TODO ES UNA MENTIRA, hay una tendencia natural a cerrarlo y a reconocerse realmente, y con la excusa de la edad comienzas a decir y/o hacer cosas que antes por pudor o “pour la gallerie”, no te atrevías. Yo ya los he pasado y aún estoy en ello.
Este, ha sido un año de mucho aprendizaje, muy complicadito.
Jodido, chungo, pero contento de seguir vivo, de poder solucionar las cosas y muy feliz de ‘entender’.
También, creo que hay momentos en los que
( dependiendo del grado de complicación) te haces consciente, y eso te permite quedarte en paz con las cosas y tener una sensación de la vida muy libre y diferente.
El muy mierda, es un recorrido largo, en el que hay que saber aceptar lo bueno, lo malo y lo feo.
¡QUE PUTADA!!!!!!
Puede sonar a pedante, pero intento construirme una casita con un tejado a dos aguas.
Por uno de los lados caen los elogios (y resbalan mucho porque, si se acumulan, el tejado se te cae un día y te hace mierda contra las baldosas); y por el otro tejado caen las críticas y todo lo demás y, ahí estoy en el medio tratando (que no es lo mismo que luchando) aprender lo que la vida me ha enseñado: como decia una conocida: Atento, Alerta y en guardia…
A estar muy atento a mis cosas, ser responsable de lo que se avecina, dar más tiempo y más cariño (y menos cosas) a la gente de mi alrededor. Ésa que me importa una mierda.
El puñetero reloj que marca el tiempo, pasa lento para el que espera, y como un tren bala para el que es feliz.
Para mi gusto, muy largo para el que tiene miedo y muy lento para el que espera justicia.
Me sigue sorprendiendo la lealtad de los perros. Pero lo que más me sigue sorprendiendo es la infinita capacidad de estupidez que posee el ser humano.
Se que podría irme a cualquier parte del planeta, pero aunque a veces me indigne, sigo pensando que España es un buen lugar. Por otra parte, confieso que mi lado malvado siente auténtica curiosidad por ver cómo termina este disparate de la independencia de donde vivo.


Se vienen unos años un poco jodidos.
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Dibujo de MINGOTE