domingo, 30 de octubre de 2011

Tendre una deuda sexual?....

Me acaban de dar un cheque en blanco. En realidad acabo de echar un polvo de los de verdad, con un cubano, que me dejo alucinando a colores psicodelicos...

Pero vayamos al tema de las deudas sexuales:

Mi amigo Óscar, al que hace tiempo que no llamo, me ha mandado ¡una carta! En la que venía, sin muchas explicaciones, un cheque arrancado de un talonario de La Strada Felice, que dice: "Talonario para él. El placer de estar en deuda. Vale por..." con la fecha de ayer y su firma. Lo que yo digo: un cheque en blanco. No sé si está loco o es un valiente.

A mí, desde luego me ha hecho muchísima ilusión porque se me ocurren un millón de cosas por las que canjearlo, pero tengo que elegir bien porque sólo tengo uno.

El talonario se lo regalé yo porque sentía que, en los últimos tiempos, nuestros encuentros esporádicos eran cortos y repetitivos.

-"A ver, guapo, no puede ser parezcamos un matrimonio aburrido y que sólo seamos capaces de follar ( garchar) de una manera. ¡Pero si no somos ni novios!". Pero como se atrapan más moscas con la miel que con la hiel, decidí dejar la crítica agresiva y pasarme a la constructiva, así es que le puse el talonario en las manos con una recomendación: "La próxima vez que nos veamos, que sea porque me haces llegar uno de estos, el que quieras. Los demás los puedes ir distribuyendo por ahí, a ver si consigues enriquecer tu banco de favores".

La verdad es que prefiero que me deban a deber. Y si es sexo, mejor ni hablemos.

Antes era muy aficionado a este tipo de jueguecitos e incluso le regalé un talonario a mi amiga Carmen y otro a su marido, para que aliñaran un poco su sosísima vida de casados.
Lamentablemente, su señor esposo, que es subdirector de una sucursal bancaria y especulador bursátil aficionado, dosificaba muy mucho el cobro de los cheques.

-"Debe pensarse que le voy a cobrar comisión", se quejaba la pobre Carmen.

Así es que accedí a interceder explicándole de nuevo en qué consiste la gracia de la chequera.

-"Si lo entiendo perfectamente", replicó él. "Yo tengo un talonario y tu amiga me ha dado ya la mitad del suyo, con lo que tengo un pasivo de 30 o 40 polvos.
Estoy esperando a ver si llego a los 50 y a que baje la oferta para empezar a demandar. Es la ley fundamental de todos los mercados". Y cualquiera le dice que no?

Durante una temporada yo mismo utilicé un talonario de estos e iba distribuyendo por ahí regalitos como "Vale por un striptease muy sexy"; "Vale por... ¡átame!, seré por un rato tu fierecilla domada"; "Vale por manitas en lugares públicos. Llévame donde quieras, pero que haya mucha gente. Prometo ponerme en cuclillas..."; y siempre fue un placer pagar mis deudas.

Pero hay que tener cuidadito con qué y a quién le dejas algo a deber.

Por ejemplo, de la misma chequera arranqué tiempo después un vale que prometía "sexo express, tipo pizza de entrega inmediata. Cuando me traigas este talón seré tuyo durante 10 minutos. Elige bien el momento y el lugar" y se lo di a un follamigo que no tenía precisamente el don de la oportunidad.

O quizá la culpa no fuera de mi amigo, sino de que el talón no tenía fecha de caducidad y él se presentó a cobrarlo un domingo por la tarde en mi casa mientras yo estaba durmiendo la siesta con otro caballero.

-"¿Llaman a la puerta?", me preguntó entre gemidos mientras colocaba mis piernas en sus hombros y volvía a penetrarme tras unos segundos de descanso.

-"Yo no oigo nada. Tú sigue, tu faena", le pedí. Pero cuando el timbre se impuso a la banda sonora que había elegido para ocasión no tuve más remedio que reconocer que llamaban.

"Serán los niños del barrio, no hagas caso y dame por detrás". Decidí que era más urgente terminar con éxito lo que estaba haciendo que abrir la puerta, pero la insistencia pinchó las ganas de mi amante y no tuve más remedio que ir a ver.

-"Igual está ardiendo el edificio, ve a ver qué pasa,", me suplicó.

Pero cuando llegué a la puerta constaté con estupor que al otro lado del telefonillo estaba el afortunado e inoportuno poseedor de aquel cheque de entrega inmediata que exigía cobrarse la deuda.

-"Me lo prometiste!!!!. Venga, si son sólo 10 minutos...".

-"Sí, pero es que es domingo, señor mío, y los domingos está el banco cerrado. Vuelva usted mañana o, mejor, la semana que viene y avíseme un poco antes para que tenga liquidez suficiente con que saldar la deuda".

Cuando volví a la cama y me deslicé entre las sábanas y el tibio cuerpo de mi amante, antes que sus deseos eróticos, tuve que saciar su curiosidad:

-"Era uno que se ha creído que esto es el Banco de la Piedad y, de paso, que todo el banco es un orgasmo, pero ya se ha ido".

Volvió a la semana siguiente, como le había dicho, pero esta vez se presentó invitado y con dos días de preaviso.

Así es que ya he dejado de distribuir favores sexuales por escrito. Ahora los prometo de viva voz, porque siempre es más fácil alegar mala memoria que declarar la bancarrota.

Sin embargo, hoy que tengo en las manos el cheque de Óscar se me ocurren unas cuantas maldades para cobrarlo. Podría, por ejemplo, decirle que me lleve a pasar el fin de semana a Paris, o Berlín; o que se encierre conmigo en un coche en el medio del monte a ver qué pasa; o que me enseñe algún truco erótico festivo que no me hayan enseñado nunca...

Pero si les digo la verdad, lo que más me urge en estos momentos es que me ayude a darle a mi casa dos manitas de pintura. (Otra cosa es con lo que entretengamos la espera mientras se seca la primera mano...)

¿Ven por qué no es buena idea tener una deuda sexual?