"Fiesta" de QUENTIN BLAKE
Cuando te vas del lugar
donde has crecido y cuidado por tus padres, porque te han amenazado de muerte y ese alguien es de tu propia familia te dice "Vos seras boleta", traducido aquí, sería cadáver, (un corrupto de mucho temer), por defender los
derechos de tu propia madre y todo lo que venía con ello por detrás y por
delante de la historia (como fue mi caso), con el tiempo, cuando cuentas
anécdotas, suelen ser graciosas y ocurrentes, pero sobrevivir a ello no es nada
gracioso.
Lo verdaderamente
importante es que, con el tiempo, no se pierda esa gracia y, no te rompas la
cabeza buscando explicaciones melancólicas.
Imagínate por momentos,
lo que todo ese laberinto emocional significa si eres gay.
Bueno, ¡bah! Maricón…
Y si además si hablamos
de una familia como la mía, ancestral, histórica, plantada en tres continentes,
con familiares que hicieron tres guerras. Sí, ¡tres! La de Garibaldi, la
primera guerra mundial y la segunda (la tercera la estamos viviendo todos, hoy
en día) es tener huevos y la edad suficiente, que a mí ni me importa, salvo por
la carrocería, y exponerse así es una
decisión. Es una manera de sobrevivir. Lo que pasa, es que lo que marca esa
distancia en la que no ves todo lo que hay detrás. Valle-Inclán decía que le
había fallado su época. A mí lo que me han fallado fueron mis familiares
directos y, los que creí, entonces, como mis amigos. Mis contemporáneos...
Por eso muchas veces utilizo tanto la palabra maricón más que
gay, reivindicándola. Porque nunca me han llamado gay. Me han llamado maricón. Y
aunque, mucho no me convence todo el circo que se monta con el orgullo gay,
pero también reconozco que, hay que darle a la pluma en las carrozas del
desfile para recordar que aquí estamos.
Con veinte, treinta, cuarenta o setenta años, y con dos
huevos así de grandes para seguir adelante
Dibujo de Joan Cornella
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