domingo, 18 de diciembre de 2011

Un sueño refinado y podrido...

He tenido un sueño, de lo mas largo, exótico, y pesadillesco...Digno de una película ganadora de un Oscar...

Haré un abreviación de la historia, donde dejaré perder las menos importantes y secundarias, pero contaré otras, donde se gana en detalles, y algo de gracia...

Era un sueño en monólogo, como si me lo relatara una voz en off...
Por ahí me quedo corto, para los recién llegados al universo que me retrata, a través de éste, mi blog, pero intentaré no quedarme corto en absolutamente nada..

El sueño arranca en los bajos fondos del Londres victoriano, donde en ése lúmpen onírico e hiperrealista, yo conocía a una prostituta, donde la veía como si desde la lente de una cámara, iba filmando y viera todo lo que ocurría, y cuya deformada visión, perseguía a una anacrónica mujerzuela alucinada...

Ésta mujerzuela, en una parte del sueño, se encontraba con un señor engominadísimo, en otro Londres, el de la ciudad engolada y decadente, quien a su vez, es un niño de papá desheredado, venido a menos y perdido en el alcohol, y en las casas de empeño...

La puta, que de perdida tiene bastante poco en la escala social, pero ambos mundos, el del desheredado y perdido, con el de la perdida hace tiempo, no tienen nada en común, y ambos mundos, obviamente, chocan...Pero el señor en cuestión, resultaba siendo un vampiro engañoso, desdeñado de su propia gente, porque sólo se alimentaba con la sangre, que extraía, mientras les chupaba la vagina a las putas...

Y yo por ahí, como suspendido en el aire, que lo filmaba todo, en blanco y negro...

¿O es al contrario?

Era un sueño atrevido cuya conversión, en estos momentos que lo escribo, podría ser un guión con un ritmo narrativo bien calculado, muy pendiente de no estancarse o recrearse en detalles accesorios para la narración.

Porque seria una producción minuciosa y maximalista, con un vestuario, decorado, fotografía y post-producción muy alejado de lo que solemos soñar...
Claro, es la Londres que siento cuando viajo allí...

Y no me tomé, ni fumé, ni aspiré nada!!!!!...Lo juro sobre la tumba de mis muertos más recientes, y no tanto...( así me dice Aitor)

El sueño era de una estética caliente y extrema, que se recreaba por igual en la belleza de un campo de lavanda, que en los sobacos sin depilar de una puta...

Era un sueño desafiante, en el que virtud y suciedad no pueden mantenerse al margen y conviven en compartimentos, como los del exquisito tren “Orient Express”, uno al lado del otro, y donde las putas, los estrafalarios, los nuevos ricos, los que llegaron al sector ABC1 a fuerza del hambre ajeno, tratan de dar la mejor imagen de sí mismos, pero que al viejo y antiguo “concierge” que recibe a cada pasajero en el andén, ya sabe quién es quién apenas los ve llegar...

De pronto veo que ese viejo concierge era yo, y tratando de quitarme de encima al personaje que tenia que componer, siendo creíble, y despreciable filtrador de deseos ordinarios de los “nouveau riche”...

Estando allí, con una lista sobre un atril de pulidisimo bronce, y por sobre encima de los cristales de mis gafas de leer, una exquisita y en principio improbable puta de lujo, que recibo con una reverencia, quien brilla con luz propia, pero que en verdad tiene un rol desagradable como pocos.

En ese escenario con matices de lujo, donde todo es un cuadro precioso y terrorífico al mismo tiempo. Obsesivo y obsesionante, bellísimo y mugriento, perturbador y sublime, exquisito y promiscuo...

Como la puta de la reverencia, esa mujer de la que no quieres, puedes, ni debes enamorarte, porque te arrastrará a sitios donde no debes, ni quieres, ni puedes ir...
Un puta vampírica, que sólo mirándote, te hipnotiza...La misma de la Londres del principio...

Se cuenta que a la gran actriz francesa Sarah Bernhardt, la detuvo una mañana un ministro por la calle, para preguntarle si era la ilustre Sarah Bernhardt.

-Sí, lo seré esta noche -dijo ella...

Y fué desde la primera noche, en que todo el tren se convertía en una suerte de tren fantasma, donde todos follaban con todos, en un río de sangre y esperma...

Los mas lujuriosos placeres daban rienda suelta a la inagotable represión que la humanidad sufría...

Yo, que estaba escondido en un porta-equipaje, filmaba todo, y cuando una garra de licántropo, se clavó en la madera de nogal del estrecho espacio donde me escondía, pegué un grito y desperté...