sábado, 13 de marzo de 2010

Mis fotos, son mi historia, y si tuviera que verlas todas, para recordar una por una, necesitaría cien años más…
Y aunque pareciera que no me he quedado con las ganas de hacer cosas, hay muchas que me hubieran gustado hacer…

Cuando miro algunas, siento como si hubiera sido, ese gentleman refinado y displicente que paseaba su pelo castaño rapadito y mis ojos color café por los boliches de la Europa cosmopolita posterior a la Guerra Fría, en una lujosa bohemia, camisas de rayas o escocesas, sobretodos de cachemire y zapatos mocasines o acordonados de Guido; un amigo de la gente de la noche y de hombres de avería; el que vivió como un soltero impertinente, hasta bien pasados los 39 y, un cajetilla que despreciaba la mediocridad de la burguesía porque tenía un alma dignamente popular salpicada con champán.
En mi universo desfilaron, aristócratas, guapos, mersas, pícaros y los eternos marginales de siempre.

Mi sarcasmo y mi visión fueron múltiples: trágicas y comprensivas en el amor, de humor sarcástico sobre el hombre contemporáneo, escéptica frente a la utopía del progreso, cada vez más, y melancólicamente noctámbulera, por haber sido un asiduo de los cafés, putanieros y, por fuerza, solitarios, de una soledad que para atravesarla, se había que abrir camino cortando el aire, con un puñal...

Creo ser un feroz observador de la especie humana, caminando en contra de la corriente, como un testigo privilegiado del siglo 20 y de 5 décadas vividas del mismo y con un lenguaje, que tal vez a los jóvenes les parezca de museo.

Sin dudarlo soy un hijo de su tiempo, documentando la decadencia social apelando al recuerdo…

Soy un herido a muerte como el que ha visto transcurrir la vida pasandole por encima, y no por un costado.

Por lo tanto a veces me doy cuenta que vomito un improvisado mensaje social, pero en tono satírico, no? Lo que me convierte en una suerte de Embajador infrecuente, con modales de lord inglés, en ésta sociedad ibérica, y otras europeas en general, que de modales no tienen absolutamente nada.