sábado, 8 de julio de 2017

EL BOOMERANG SE VA ACERCANDO...









Este era yo a los seis años, feliz al lado de mis padres y hermanos, cuando eran solteros


A veces me pregunto, con quienes he vivido. ¿Quiénes eran? Sé que preguntándome quienes eran, y descubrirlo, cambia mi perspectiva. Sea en el núcleo familiar, como el de amistad. Para entenderlo, primero he de rememorar, desde mi tierna infancia hasta hoy. 

Buf! ¡Qué pereza y cuanta mierda!

Mi identidad determina, quien soy, y quienes son los otros. ¿Cómo?
Sabiendo la intrínseca vida de quienes eran tus padres, tus abuelos,
y bucear en tu familia.

Aunque no siempre habrá certeza en esos sentimientos que te han
inculcado, que sean aprendidos por quienes deberían, siendo estos lo
más antiguo en el ADN de cada uno. Eso hará que desarrollemos,
ternura, altruismo, lujuria, amor, miedo, ira, vergüenza, depresión,
empatía, compasión, y, sobre todo saber consolar cuando existe un
duelo y, yo tuve que pasar el duelo de lo inevitable, solo. ..

Por un lado fue duro, pero por otro aproveché para recordar más
nítidamente lo que significaba todo eso en mi vida.

Gracias a los sucesos que hicieron que me marchara del
refugio de mi hogar, creo que estoy empezando a valorar de otra forma el tiempo.

Es en el tiempo y la memoria lo único que se tiene y siempre
absolutamente siempre, creemos que es inagotable, pero nos
equivocamos y lo desperdiciamos regalándolo por dinero, por
éxito y cosas ­similares.  

Mi vida hasta entonces fue divertida, me he reído mucho y he
sentido mucho cariño.
No puedo quejarme, me duró cuarenta y siete años!!!!

Ese orgullo de mis mayores, cada día que pasa y crezco me doy
cuenta del esfuerzo que hicieron por nosotros.

¡Que lastima! Muchos no lo supieron o no quisieron valorar,


no obstante, aquellas mujeres que entraron a la casa familiar, como pareja de cada hijo serían, por siempre, ajenas y, se resistían a los códigos familiares instituidos, manejando sus propios valores prestados, ajenos, indescriptibles y que destruyeron un núcleo familiar digno.

Mi abuela, mi madre sin dudas no se equivocaron, cuando decian:
"Cuando una hija se casa, gana un hijo; pero cuando un hijo es el que se casa, lo único que gana es una enemiga ¡de mucho temer!"
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Así eran, las quitabas de sus comidas de mierda, y lo único que hacían era poner a mis hermanos ( que eran preciosos) gordos, feos, para tenerlos agarrados, y de las pelotas. ¿Y lo peor de todo? con infulas de "señoras", cuando señora se nace, no se hace.

El dibujo es de LANDRÚ