sábado, 11 de junio de 2011

Mi giro de 360 grados...

Hoy en un café matinal, compartido con amigos, dije que mi vida había hecho un giro de 360 grados, y uno de ellos, ingeniero, para mas datos, quienes todo lo miden desde la óptica matemática y geométrica, me corrigió:...” de 180 grados querrás decir”...
A lo que le expliqué el porqué, yo decía que eran 360 grados, y se trata porque estoy en una parte de mi vida, donde he vuelto a nacer, a ser el niño que fuí, pero con la experiencia de los malos momentos de éstas últimas décadas , las que son causa de no saber qué era, lo que no quería más...

Un gran avance...

Hoy por hoy sé que es lo que no quiero más, ya lo he escrito aquí mil veces, pero diré algunas cositas sobre el giro de 360 grados que, muchas veces, tenemos que dar los seres humanos...

Por ejemplo:

Muchos psicólogos dicen que la personalidad del ser humano se forma cuando somos niños.
Con mis 360 grados, siento una “re-niñez”, es decir: la verdadera vida de cada uno de nosotros, es la infancia.

Después empieza el tijereteo.

Cuando te mandan a la escuela, te podan, te sacan esa vivacidad preciosa que es la imaginación. La memoria de los niños es un prodigio, el muchacho es super libre y no le importa nada.

En el niño se dá esa imaginación, esa libertad, esa espontaneidad. Y claro, cuando pasan los años uno quiere muchas veces rescatar la misma virtud expresiva tan fresca, tan lozana, tan libre, y no es fácil.

Está metido en las cuerdas atrapantes de las normas y de las pautas.

Yo, ahora, estoy por la imaginación profunda y creo que la imaginación de este tipo, es la misma imaginación de los científicos. Acaso, creemos que un científico no trabaja desde la imaginación???

Pues sí, sino cómo podría inventar cosas, o preguntarse otras, y luchar por ellas, e intentar encontrar la verdad?

Así estoy yo...
Se me cataloga con la la etiqueta de romántico, tirando a erótico.

Y para mi el romanticismo y el erotismo, se dan como un prodigio mayor, como la vida misma, como la máxima expresión de lo humano.

No se puede prescindir del amor: a uno le puede ir mal o le puede ir bien, pero el que no entra en el amor es mejor que se vaya de este planeta, no entiende nada.

El sexo es otra cosa, es más animal, más irracional, mas ahora, ya mismo, donde sea y con quien sea...yo no soy así, gracias a Dios!

Esa especie de trastorno loco y precioso que produce el encantamiento y, a la vez, el descuartizamiento, aparecen porque ahí juegan los factores del amor y de la eroticidad, que repito, no tienen porque ser en el orden pre-establecido por la sociedad, es decir, encantamiento, sexo, amor...

Ahora, para nada tiene que ver mi romanticismo con esa trampa sucia, vil, esa especie de nada, que se llama promiscuidad o "sex-express".

No tengo nada que ver con eso. Eso es una suciedad, una vileza.

Se puede uno reír de lo genital… Pero no, el orgasmo, que como el parto, son sagrados.

Sé que estas afirmaciones mías, a alguien le podrán parecer surrealistas…

Cuando alguien me dice “quisiera leer poesía de amor, ¿por dónde empiezo?”. Yo les digo, léanse los místicos.
En Juan de la Cruz o Teresa de Jesús funciona esta especie de ferocidad corporal.
¿O acaso creeremos que los místicos no sabían del cuerpo?

El amor loco tiene que ver con lo erótico.

El eros es un término mucho mayor de lo que la gente cree.

Por eso dije que el amor es encantamiento, pero es también descuartizamiento y que te dura un relámpago.
Otra cosa es el matrimonio, que a mi me aburre; pero es una norma, buena, para que la especie se consolide.
Y es difícil que dentro de este juego humano, llamado matrimonio, el amor perdure; el mismísimo amor que te fascinó cuando se vieron la primera vez. No es tan fácil, es misterioso.
Por eso digo que la vida es circular.

Los grandes temas son siempre los mismos: el amor, el hambre, la muerte…

Nacemos y desnacemos el mismo día a la misma hora, y toda la gracia es saberlo.
Y la virtud es que hay que saber mirar hacia atrás, y para, y por eso hay que situarse en en un tiempo aparentemente circular.

De todos modos, yo no creo en la acumulación de hechos, como si fueran los ladrillos de un muro, uno encima de otro.

Se que me leen en varios países, pero los que me escriben a mi correo, saben quienes son? Los jóvenes.
En ellos todavía está firme y fuerte el ejercicio de la libertad, el desafío, el desenfado e incluso el descaro para ser, para vivir y sobre todo el no tenerle miedo al miedo.
Eso para mi es fundamental.
Uno vive aprisionado por la costumbre, por los esquemas, por la norma y tiene que someterse a esos rigores, a esas pautas, y entonces se dice “esta persona es normal”.

¿Qué es eso de normal? ¿¡Que querrá decir norma, normalidad, con respecto del torrente torrencial de la vida!?

Este es mi tono de vida.
Y eso es lo que le funciona al joven. Dicen: “este viejito no le tiene miedo al miedo, desafía a la tierra, apuesta por una apuesta muy difícil, que es estar vivo”.
Lo único que me importa es estar vivo.

Siempre seré crítico conmigo mismo, y con los supuestos vanguardistas, a pesar que yo creía, de pendejo, que pertenecía a ellos...

Hasta que me dije:¿qué tengo que estar haciendo en estos grupos de boludos, que viven al pedo?

Y en lugar de seguir en eso me fuí y me dediqué a mirar y ver a la gente, a oírla, a intentar leerle los pensamientos o imaginarme sus vidas...

Lo que la gente me enseñó fué, a pensar, a hablar de un modo libre, a soñar el gran sueño de la existencia, el coraje que me dieron; eso pudo más en mí que todo mi aprendizaje vanguardístico.

Aquello fué una hazaña, no lo hace nadie, hay que ser muy loco, muy imaginativo. Todo eso me dió una libertad y una fuerza y una luz, que vale más que toda la trampa de las vanguardias.

Pensar que una vez, yo fuí, un “ucedeista liberal” de derechas convencido!!!!