lunes, 24 de mayo de 2010

He estado tan gordo, que mi sombra, más que una sombra parecía un eclipse!!!!

Durante el tiempo que estuve engordando, negaba mi propia realidad y me decía. Que cuando ganamos peso, nos auto-convencemos con mentiras imaginarias…

Cuando mi peso comenzó a subir me decía: “OH!, aún tengo buen aspecto con 95 kilos!!!...
También con 100…
Me veo bien con 110…
Algunos de mis atuendos me sirven con 115 kilos…
Y nadie me dice: “Estás súper gordo, y aún a mi pareja le gusto”…

Deprimirme y tocar fondo, a pesar que fué una mierda, me resultó de gran ayuda. para comenzar a poner freno, drásticamente, a mi desmesurado aumento de peso…

Toqué fondo y, la clave fué decirme y darme cuenta que era el responsable de mi vida y de todas las condiciones en las que me encontrase y que, además tener una pareja a quien le gustan de una manera enfermiza los gordos, sabía que si no paraba, acabaría con mi vida…

He sido irresponsable en muchas, muchas ocasiones y eso ha resultado en mi obesidad, pero ¿cómo podía despertar después de 17 años de pareja y una lucha espantosa contra la gordura y mantener el equilibrio de estar gordo pero saludable?
Una lucha de toda una vida por mantenerme a raya con la obesidad y que encima me fuí a enamorar de alguien que adora las formas Boterianas!!!!...

Miles de dietas, pinchazos, muchísimo dinero, tiempo, depresiones, y todo para terminar logrando no subir de los 100 kilos. Ni un solo gramo…

Para mi era un pesaje más o menos normal, porque soy un tipo grandote, macizo y alto.

Cuando decidí operarme, hace ya 11 años atrás y regulaba mis ingestas, por un “anillo” ( lap-band) en el estómago vomitando lo que comía, y vomitar, llegar al infierno y seguir vomitando, había llegado a la conclusión que debía comprender, y para despertar , era comenzar a quererme y a través el amor hacia mi mismo, porque sinó podía morirme y ya sabemos que los muertos nunca solucionan nada.
Está comprobado en la historia de la humanidad…

Fue por eso que me operé dos veces más y permití que mi cuerpo fuera descuartizado, y me quitaran el 75% del estomago, de intestinos, y de colon…

Cuando entre al quirófano, con 157 kilos, en una fecha bastante apocalíptica, un 6 /6 /06, jamás imagine que mi vida se convertiría en un preludio al mismo… Porque se trataba de seguir gustándole a mi pareja y terminar en menos de 1 año, en un lindísimo ataúd medida XXXL…

Por eso y como dijo Confucio: “saber qué es lo correcto y no hacerlo, es la peor de las cobardías”…
Obviamente, sufrí de pánicos cada vez que entraba en un quirófano, pero no me importaba morirme en el intento, y en ésas épocas que éramos de los primeros, y en vez de morirme en la bañera de un golpe en la cabeza, por las piruetas que debía realizar, para limpiarme el culo…

Yo sabía que con mi ex se acabaría, pero nó del modo en que acabó. Fue la peor de las muertes psicológicas que padecí, y los que me atendieron en ésos momentos atroces, comparaban lo que me estaba pasando, con la imagen de una madre que de repente e impotente, vé cómo su hijo muere aplastado por un camión, y me pasó lo que Lao-Tsé dijo: “El corazón humano, puede estar deprimido, alterado o roto. En cualquiera de los tres casos, el resultado es fatal”…
Qué Zen estoy, no?

Y así fué. Gané en salud física, pero perdí la cordura durante muchos meses. Lo demás ya está escrito en éste, mi Blog…

Sé de primera mano qué es morir, y lo peor de todo es que los muertos son muy cabezones, y siempre sacan la mano, fuera de la tierra.
El tema de mi cambio físico, siempre vuelve, y es una lástima (para mi ex pareja), que no lo cierre definitivamente, cuando hay generaciones enteras, que cierran cosas peores, con la capacidad de asumir ésas cosas y sin necesidad de un corte de digestión…

Los límites los pone nuestra identidad, y la mía fué siempre la de un modelo Calvin Klein, encerrado en un cuerpo de gordo.
Por lo tanto soy el único responsable de mi buena o mala actitud, y tomo en serio mis actos, sean éstos buenos o malos.
Así que no tengo porqué sentirme moralmente responsable, de cuanto haga o deje de hacer mi ex, pero es ésa responsabilidad, lo que legitima mi derecho a exigir que se me respete, como cuando estaba inseguro de saber, si había un eclipse de sol, o si era mi propia sombra…