Como estuve en huelga de brazos caídos, medio que salí del sopor de vagancia absoluta y no sabía si escribir sobre Darwin (que aún sigo descubriendo), Empédocles, Sófocles, Confucio o algún relato erótico. Me decanté por esto último, y para los que recién comienzan a leerme, Mi personaje protagónico se llama "DOMINIQUE", que no es ni masculino, ni femenino. Eso lo dejo a gusto del lector.
By Jim Liao
Recuerdo una época en
que todo el mundo estaba en huelga, todos los gremios, ¡hasta el de putas!
Pero pensé: ¡Huelga de
sexo! El que era mi novio por aquella época
( el bombero, ¿recuerdan? ) decidió que, si yo seguía en esa postura política,
que yo presumía erótica, su deliciosa hiperactividad sexual poco a poco fue
encaminándose a otros sitios que estaban más allá de nuestra cama…
Volvió como un poseído
a practicar TODOS los deportes conocidos y algunos más que ni se cómo se
escriben (esos chinos), cosa que hacía antes de conocerme. ¡Claro, fue
conocerme y vivir exhausto, otra que deportes si conmigo los hacia todos!
Pero como todo, pasado
el tiempo y las miles de maneras kamasutrescas, paso lo que pasa con todos los
tíos así.
¡Se apuntaba en todos
los días libres que tenían sus compañeros, y cuando no lo conseguía, siempre
encontraba alguno que estuviera dispuesto a tirarse desde un puente con esas
sogas elásticas! Muy parecidas, pero de tamaño hogar, a las que tengo guardadas
en mi armario.
Hay que contar también
que antes de la huelga mía, el señor se despertaba a cualquier hora, y en lo
mejor de mi sueño, me despertaba con frotamientos, y cunnilingus, que al inicio
era gracioso, pero a los pocos días, yo me sostenía en las esquinas como si
estuviera con un jet lag eterno, y hasta me picaba la zona cero. ¡Claro, mi
novio tenía siempre una barba que pinchaba como alfileres, cuando amanecía. Esa cara cuadrada, de mentón tipo candado, y cuello como el de un toro.!
Un día volviendo de mi
médico, porque creía estar con anemia, me le puse de frente de pie y le planté
cara:
Aquí hay que volver a
las horas coherentes, sino me harás tomar medidas drásticas y desesperadas.
Lo peor
de todo es que ni me prestó atención.
Así que me declaré en
huelga, acaso ¿no lo hizo Lisístrata en Atenas? Por lo tanto, yo no sería menos
en mi casa ¡y mucho menos en mi cama!
¿Que quien es
Lisístrata? En Wikipedia está bien explicado, pero más o menos es así: Para
ganar una guerra, todas las mujeres de Atenas y Esparta deciden dejar a los
hombres sin sexo, hasta que logran que se firme la paz entre ambas naciones.
Así que pensé que, si
ella lo había logrado, ¿no podía yo conseguir más atención de mi chico?, que
hasta ¡¡¡¡¡se había unido a un equipo de fútbol!!!!!
Y al día siguiente me
puse a redactar un contrato decreto que ponía como duración: “Depende” …A condición
que fuéramos a la cama a negociar.
Mis condiciones eran
que si no lograba un compromiso de un acto sexual por cada escapada deportiva
no pararía con esa huelga. Obviamente, no pretendía dejarlo sin sus hobbies,
pero ¡yo tampoco sin el mío!
He aquí algunos de los
puntos más graciosos:
"Durante el
periodo de huelga, las dos partes tienen la obligación a no contratar servicios
sexuales o eróticos ajenos, tanto gratis, solidario, o pagado”. La pena sería
la de expulsarlo a la casa de su señora madre.
"Tanto tú como
yo, tenemos el derecho de pasearnos en pelotas, por toda la casa, pero mirando
y no tocando”.
Pensé que así sería
más fácil mover el ánimo de alguno de los dos y de no lograr un acuerdo, al menos, nos alegraremos la vista.
Pero lo peor estaba
por llegar...
En esa época yo no
tenía el ejemplo de los conductores de Metro o de autobuses, eso había que
regularlo, ya que esos gremios se habían pasado los contratos y los servicios mínimos
por el mismo culo.
Me puse el dedo en la
mejilla y pensé qué mierda eran los servicios mínimos.
¿Se la tenía que chupar una vez a la semana?
¿Tendríamos que echar
un polvo de vez en cuando, y yo
tendría la libertad de levantarme y dejarlo con las ganas?
Al final, hice mierda
el contrato de condiciones y pegué en la puerta de entrada de casa unas hojas mezclando
dos de mis lemas favoritos: "Hagamos el amor y no la guerra" y
"si no puedes derrotarlos, únete a ellos". Y en el espejo del baño
escribí que la huelga sería a la japonesa.
Fue escribir esas
notas por toda la casa y tener un éxito sostenido…
Para las próximas
huelgas que lleguen, creo que todos los problemas laborales se deberían
negociar de esta manera.
Y en este país de aburridos sexuales, en lugar
de una huelga general sería una orgía en toda regla.
By Edward Gorey