domingo, 26 de marzo de 2017

UN CULO Y 7(SIETE) BAÑOS


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Mi Idolo ¡QUINO!



¿Para qué quiero una casa con 7 baños, si tengo un solo culo??

No os habéis puesto a pensar que la obsesión por tener o poseer todo lo que queremos, ¿puede terminar autodestruyéndonos?

En mi caso, hace mucho que deje de poner en riesgo mi vida por obsesiones materiales.
Tal vez hace unos diez o veinte años, hubiera pensado que era un cobarde, o que mucha gente creería que habría tirado la toalla.

Un día, cuando desperté de un coma, al poco tiempo entendí que soy de una generación donde el valor básico era ser espléndido (o parecerlo como hacían y aún hace muchos) y hacerse rico a toda costa, que se daba en la sociedad en general y, hasta ahora, muchos se afanan por emular a ése uno por ciento que lo posee todo.

¡Qué pereza!

Hoy en día me siento como coronado, por ser el hombre que dejo de lado toda esa vanidad. Me alcanza con lo que tengo. Un techo, una cama calentita, y comida en la nevera. ¡Estoy en paz!...

Hice lo que quise, cuando quise y como lo quise y me asenté cuando conocí a mi ex pareja, la que provenía de un mundo que yo sabía que existía, pero que estaba por allá y a mí no me rozaba.

Fué entonces (un millón de años atrás) que comprendí, de a poco, que agotarse para conseguirlo todo, era y es, una especie de tortura.
La humanidad ha ido a más, con la ausencia de responsabilidades, por parte de todo el mundo, ante cualquier cosa…

Por otro lado, veo que las personas quieren libertad, ir o venir, hacer o deshacer, buscar lugares exóticos y hasta peligrosos para ir de vacaciones, facilidad para iniciar negocios y cuando se les caga algo, exigen que sean los gobiernos los que le resuelvan el estofado quemado.

Como ahora, en que miles están varados en las fronteras y esa pobre gente, con un estigma marcado a fuego en la frente “REFUGIADOS”, piden socorro a los estados donde estén.
Pero deberíamos tener en cuenta, también, que el gobierno/estado somos todos los demás. Nadie se hace cargo de sus responsabilidades. De nada, ni de nadie.
¡Muchísimas veces, hasta incluso de nuestros padres, cuando les llegó la hora en que nosotros nos convirtamos en padres de ellos!!!
Miramos a otro lado y, seguimos en la búsqueda de la casa con siete baños.

Fue así que pensé en las relaciones sociales, y la distancia abismal que existe, entre los más ricos y los más pobres.

¡Tener poder!!! 
Es entonces cuando creemos que la justicia no funcionara con nosotros, por el simple hecho de tenerlo.
Qué les voy a contar que no sepamos ya, ¿no?
La manipulamos solamente, con ese poder (los que lo tienen) solo por un tema clave como es la venganza.

Y también me pregunté, qué pasa cuando la Justicia no funciona, cuando es ineficaz, o cuando sólo la puede utilizar el que tiene poder, dinero, influencias.

Todo eso iba pensando cuando, caminaba bajo la torrencial lluvia y vi a unos “homeless” tapados con bolsas de residuos de edificios.

Hoy cuando desperté y abrí mi ventana, el cielo estaba celeste que parecía un azulejo. El sol que estaba allí arriba, colgado, coloreando los edificios y con el típico frío post-mortem del invierno, respiré hondo y sentí vivificar mi espíritu y mi alma. Vi las casas y las cosas de otra manera.

Este día, en una ciudad soleada llena de colores Gaudianos y de ocres, miro a un pajarito saltar sobre el respaldo de una silla frente a una ventana. Y le cuento y explico a mi amigo, que siempre lo veo, cada día, y que al pájaro como a todos los animales les gusta mirarse en los espejos.
De allí, las piruetas.

La incógnita es qué verá. La gran incógnita, quizá sea qué vemos o qué creemos ver, cuando vemos por la tele a los miles y miles que viven en carpas, los refugiados del terror, o los que por una causa u otra (la que sea) duermen a ras del suelo.


Y nos damos cuenta que las miradas en la estación más suave, en una ciudad atiborrada de ruido que atesora íntimos y secretos silencios, puede ser que descubramos, cosas que jamás pensamos descubrir…

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Dibujo de QUINO