martes, 18 de mayo de 2010

Hoy cuando estábamos en el Pakistaní, tomando un café, como siempre, presté atención a las conversaciones de las mesas de los costados (me encanta poner la oreja, en los mundos internos de la gente desconocida) , y uno escucha y comprueba que la mayoría de las conversaciones, tienen que ver con el malestar amoroso, pero de eso vive el mercado: cine, libros, electrodomésticos, y el cuento del amor que nos rige es a veces un flor de cuento, porque los príncipes azules, y las princesas rosas, destiñen a la primera tormenta y por eso hay que preguntarse para qué queremos amar a otro, ya que la pareja no es un fin en si misma, ya que es un medio, y si entendemos eso, debemos perseverar para no quedarnos solos como la una, y nos inventamos mil excusas para no abandonar ése vínculo, y la primera y la mas peligrosa, son los hijos, que acaban conviviendo con la frustración, que hace que se perpetúe en el tiempo y en la raza humana.

Y por eso cuando me desperté de dormir la siesta, con tristeza, casi llorando, me dí cuenta de golpe y de repente que puede ser verdad. Lo que dicen muchos, que el amor de entrada y de movida, no existe…

Y aunque no quiera decir eso, siento que hay como una gran nube, que se llama amor y que si uno logra pasar por ahí abajo, será por la influencia mágica, que nos cambiará la vida y me doy cuenta que es una estupidez…

Una estupidez, como decir que el amor se crea a partir de cosas parecidas, y que encontraste el amor en un alma gemela…
El amor si existe de verdad, es trabajando las diferencias que hay entre dos personas que se eligen para formar una pareja fecunda y trascendente…
Suena a lección amorosa, y que hemos creado ayudados por el cine, la literatura y las creencias sociales, y esa idea de que todos estamos destinados a vivir un gran amor, ha generado tanto y mucho sufrimiento, hasta el punto que hay gente convencida, que ha amado muchísimo, porque ha sufrido muchísimo…y no es así, no sé, me parece…

Hay que cambiar el discurso ése que dice que el sufrimiento por amor es un clásico, y empezar por entender, que la construcción del mismo es un trabajo, duro, harto, y afanoso…

Creemos que el trabajo es sudor y sufrimiento, ocho horas en una jaula eléctrica, sin fumar y deseando irte cuanto antes, por eso cuando uno habla del trabajo, de cualquier tipo (también el del amor) uno tiene esa idea, disociada; en cambio debería ser de gozo y amar es construir desde ahí…

Entonces uno se pregunta ¿para qué construir?, ¿porqué?, ¿para qué?, pero tenemos que tener en claro, que si uno cree que es obligatorio tener una pareja, porque eso no es un fin en si mismo, y es por eso que creo, que se lo debe trabajar, para conseguir darle sentido y contenido a una relación de pareja, teniendo en cuenta que dos personas empiezan a ser pareja, porque se han enamorado, no porque se amen, que es algo muuuuy distinto…

La gente suele enamorarse muy rápidamente, porque el enamoramiento, es cosa del desconocer a la otra persona, y no siempre acaba en amor.

El amor es conocimiento y aceptación del otro y requiere tiempo, esfuerzo y ganas…

Aprendí a empezar entendiendo que hay diferencias que son complementarias, otras que pueden ser elaboradas juntos, y es mirando y escuchándose, todas esas cosas, que se olvidan con la convivencia…
Luego hay diferencias que son insalvables y que hay que tener en cuenta, porque no podemos echarle la culpa al otro, porque no es, quien nos gustaría que fuera…

Y todo se va convirtiendo en lo que nos decían las abuelas: tiempo, comprensión, paciencia, respeto…

Todos decimos que respetamos al otro y no es verdad!
Porque todos somos responsables, hasta que nos llevamos una puerta de vidrio por delante, y entonces transformamos la responsabilidad en “la culpa de”…y así vivimos amores irresponsables, porque esperamos que el otro nos haga felices, se de cuenta de nuestros problemas, de lo que llevamos dentro, y que yo sepa el amor no nos convierte en clarividentes, por eso hay que decir las cosas…

Por eso uno debe primero, aprender a estar solo, tengo que saber que quiero, como lo quiero, y así puedo transmitirlo, no podemos dejarle a la otra persona, que adivine a saber qué quiero, si no lo sé yo antes…

¿Que no sabemos lo que queremos?, hagamos una lista de lo que NO queremos, y al lado, lo opuesto…Eso es lo que quiero…

Así que todo depende de la madurez y de la calidad que cada uno tenga de cada uno…
Se entiende que madurez, es la acumulación de experiencias en el saber de uno mismo, incluyendo todos los aspectos más miserables, (que solemos ocultarnos) así que imaginen a una persona que pretendemos amar!!!!!

Creo que lo mas conveniente, para no entrar en la practica actual del, más vale solo que mal acompañando y de la que surgen tantas personas miserablemente solas, es que si dos personas aspiran a estar juntas, deberían preguntarse mutuamente: ¿“para que quiero estar contigo”?...

No POR QUÉ, sino PARA QUÉ, porque pedir pasión, amor, comprensión es pedir algo abstracto, y es preguntándonos el para qués, que llegaremos a saber los porqués…
En cierta manera los para qués, son como el combustible emocional, que dará energía al resto de las otras preguntas, y si no sabes que contestar en los para qués…cagaste, quédate solo…

Por eso, creo y me deprime saber que unas parejas tienen en algún momento mucho amor estando juntos, y cumplen con determinadas misiones, y una vez que se cumplió esa misión, se termina la relación…

Separarse cuando ya no hay otra cosa que hacer juntos, es una forma amorosa de liberar al otro y sobretodo liberarse uno mismo…

Mucha gente elige vivir una pareja que pareciera estar condenada, en vez de estar, al menos, separados pero felices, no?

Así que el amor es también, honestidad ante todo, y cuando no la hay, cagaste de otra vez, de nuevo!!!...

Pero, si la hay, es un proceso creativo, que merece la pena ser recorrido, como si no naciéramos en una isla desierta y no tuviéramos nombre; en cambio, con honestidad sentimos que el otro nos dá identidad, además de amor…

El peor enemigo del amor, es el piloto automático..Sin dudas!!!!
Dar por sabido, por oído, por sentido, es una lápida sobre nuestro corazón…

El fuego, puede acabar, pero ése calorcito que dejan las brasas, puede ser el más acogedor…