lunes, 6 de junio de 2011

PAVO, QUÉ BUENO!

Winston Churchill, era el inglés más inglés de Inglaterra ( colonias incluidas), menos en una afición:
Le encantaba comer bien...

Se dice que para comer bien en Inglaterra, hay que desayunar tres veces al día, y los ingleses, en efecto, desayunan muy bien, pero comen muy mal.

Churchill estaba al tanto de los nuevos restaurantes, que se abrían en Londres y cuando se inauguraba uno nuevo, les dejaba unos cuantos días de margen y puesta a punto, donde se presentaba inesperadamente a comer.

Obviamente, Churchill, no tenía que reservar mesa, allá donde fuera, se la inventaban.

Hubo un día en Knightbridge, en un restaurante nuevo, que no me acuerdo el nombre, donde tuvieron que inventársela...

Churchill comía, y disfrutaba o padecía, se tomaba en los postres una o dos copas de cognac, y volvía a su despacho con un humor que se correspondía con la calidad de lo que había comido, y sus asesores conocían a la perfección que si había comido mal, ese día les quedaba de resto, un rato de puteadas y mandadas a la mierda...

Pero aunque tuviera un humor ídem, sir Winston era un ídolo. De palabra rápida y de talento humano.

Se cuenta que ése día, del restaurante que no me acuerdo, llegó a sus dependencias, con su inseparable habano, su bastón, su traje oscuro y el moñito en el cuello de la camisa, pajarita como le dicen por estas latitudes, ocupo su sillón en el despacho y gruñó..

Su secretario particular, una "loca" de atar, se atrevió a preguntarle: "sir Winston, ha valido la pena la comida del restaurante? "...

Churchill, no lo pensó dos veces, y dió su opinión:

"...si la sopa hubiera estado tan caliente como el vino, el vino hubiera sido tan viejo como el pavo, y el pavo hubiese tenido la pechuga de la camarera, todo habría estado perfecto"...

En definitiva, le resulto una mierda...

A qué viene este cuento?...

En el próximo blog revelaré el enigma...

Ah! me acordé del nombre del restaurante!..."Le Parisien"