lunes, 30 de agosto de 2010

Darwin era un genio!!!!. Las ciencias solían menospreciar el papel de la intuición y de la irracionalidad.
Recién hace una decadala psicologia, consideraba que las decisiones tenian que ser conscientes y guiarse por las leyes de la logica, dando como ejemplo la lista de Darwin, y asi una de las maneras de ser capaces de saber elegir.

Y, sin embargo, ahora sabemos que esos impulsos no tienen por qué fallar y que, en ocasiones, son mucho más eficaces que una elección racional.

De hecho, buena parte de nuestra vida mental es inconsciente y se basa en procesos ajenos a la lógica, y mas a las reacciones instintivas.

Tenemos intuiciones sobre casi todo, suelen ser decisiones rápidas, casi viscerales, que aparecen en nuestra consciencia sin que sepamos de dónde vienen, pero que son tan fuertes que nos impulsan a actuar.
Por eso nos enamoramos.

Y si eso tiene o no que ver con toda una serie de deliberaciones en nuestro cerebro, aun no lo sabemos.

A nosotros sólo nos llega el sentimiento de "quiero estar con esta persona" y obramos en función de eso. En la mayoría de las ocasiones, esos impulsos o intuiciones nos conducen a la respuesta adecuada.
Y es que no se trata de otra cosa que de atajos que tiene el cerebro, estrategias que ha desarollado durante miles de años para ser más eficaz.

Porque, si realmente tuviéramos que decidir cosa por cosa, punto por punto, poner sobre una balanza pros y contra de cada caso, seguramente, hoy no estaríamos aquí.

Nos hubiéramos extinguido hace mucho tiempo. ¿Se imaginan si nuestros antepasados, ante la presencia de un depredador, se hubieran parado a sopesar qué camino tomar, o si era mejor intentar matar al animal o salir corriendo?

Por suerte, tenemos circuitos neuronales que se encargan de que el corazón, el aparato digestivo, el organismo en definitiva, funcionen bien.
Y lo mejor de todo este asunto, es que nuestro cerebro nos mantiene ajenos a todos esos procesos.
No tenemos que pensar, por ejemplo, que queremos respirar o que queremos mantenernos dormidos.
¿Cómo sería nuestra vida si decidiéramos cada segundo si invertimos o no en bolsa, si respiramos, si el hígado se pone en funcionamiento, si llevamos al niño al cole, si...?

Algo similar ocurre cuando jugamos, por ejemplo, al fútbol.
Nos lanzan una pelota, y corremos, alargamos la pierna y la pateamos, sin que para ello hayamos realizado de forma consciente toda una serie de cálculos complejos sobre su trayectoria.

"¿Me suicido o me tomo una taza de café?", se preguntaba el escritor francés Albert Camus.
Y con esto quería decir que todo en la vida es elección. A cada segundo estamos escogiendo entre diversas alternativas. Y, de hecho, la existencia, al menos la humana, se define por las elecciones que hacemos.
La intuición nos ayuda a resolver muchos de los dilemas cotidianos, créanme, por algo me dicen que tengo algo de bruja, desde si debemos o no casarnos hasta cosas mucho más triviales como qué pasta de dientes compramos, o atrapar las llaves que nos lanzan al vuelo o detectar si nuestra pareja nos miente cuando nos dice que ha salido tarde de trabajar.

Se ha descubierto, que la inteligencia funciona a menudo sin pensamiento consciente; de hecho, la corteza cerebral, donde reside la consciencia, está llena de procesos inconscientes, al igual que las partes más antiguas del cerebro. "Es un error presuponer que la inteligencia es necesariamente consciente y reflexiva",

Así, lo que sucede ante una información es que nuestro cerebro decide o bien dejarla pasar, o bien expresarla o anularla, ya estoy optando por lo primero y lo tercero, el cerebro anula o veta todos los actos conscientes que pudieran traer consecuencias negativas o peligrosas.

De otra forma, nos volveríamos locos; viviríamos en el caos debido al incesante tráfico de señales que nuestras neuronas captan, analizan y evalúan.

Sólo aquellas que consideran muy relevantes pasan al consciente para que este les preste atención, como por ejemplo, siguiendo con Darwin: "¿Contraigo matrimonio con Emma o me dedico a investigar?".

Y para hacer todo eso, para estar pendiente de todo lo que ocurre, procesar
información y decidir continuamente, recabar datos de la memoria, realizar predicciones, deducciones, el cerebro consume muchísima energía. Ufff! qué agotamiento, no?

De hecho, nada menos que el 20% de la energía disponible en nuestro cuerpo!!!!

Vaya tela!No está nada mal, ¿no? Por el solo hecho de decidir, y cómo decidimos intentar entender, qué hace que nuestro cerebro decida, en un momento determinado "me caso o me compro un perro", siguiendo con el ejemplo de Darwin.

( voy por la pagina 368).....continuará....