viernes, 8 de julio de 2011

Motion Pictures...

Tengo en casa un nuevo roomie, que es un devoto del buen cine, y de la buena lectura...

Hablando de ésto, le comente, que estaba con las bolas llenas de tanto cine y lectura de “revision”, que a mi edad solo me divertían las que narrasen asesinatos de vampiros, con formas de licántropos y ojos de lechuzas, o de pelis de monstruos, a los que se matan y les sale jugo verdoso de las entrañas...

Diversión, pura y dura...
Ya viví bastantes mierdas reales, como para que, encima verlas reflejadas en “The silver Screen”, o en hojas de libros, que ahora son “ecológicas”, y me secan las manos...

Es que en Occidente las personas están al límite de la capacidad de resistencia.
El consumismo ha carcomido la libertad individual y ha provocado una infelicidad latente.
Vemos películas que no se creen ni los que las hacen y estamos sometidos a una televisión que respira mentira.
De todos esos sometimientos es a lo que me refería yo, y tengo la esperanza de que las mentiras parezcan mentiras y no verdades verdaderas...

En la vida, descubrí que la felicidad se llama desapego.
Cuando lo único que tienes es un futuro de 48 horas, o como mucho de 7 días, comprendes que necesitas muy poco para vivir.

Para ser feliz, con las personas te basta, pero incluso aprendes a vivir sin apego hacia ellas, porque cuando acaba la temporada, los destinos se separan, aunque el otro siempre importará.

Antes cuando era chico, corríamos con mi amigo Pablo de un cine-arte a otro, en un solo día ( creo que ya lo he contado)podíamos ver cuatro peliculas "serias" ( Bergman, Fellini, Visconti, Mifune, Konchalkowsky de sus inicios, etc...etc...) y sentíamos que era la tristeza con la que yo veía el mundo a los 21 años, la tragedia del joven que comienza a desvendarse los ojos.

Cuando eres capaz de llevar al límite tu sentido del ridículo, empiezas a ser como un payaso. La gente normal lleva una máscara que le impide desarrollar su parte grotesca.

Por eso te das cuenta que es cultivando tus defectos, porque por ellos te recordarán...

Todos hemos inventado un personaje que nos sirve para protegernos, pero un payaso lleva sus defectos al límite ( yo he sido, soy y seré un poco payaso).

Un escalador agotado encuentra una silla, la carga a la espalda y sigue subiendo la montaña.

Lógica pura.

Cuando alguien dice "cae la noche", el payaso busca dónde ha caído. Es una forma de vivir, no de actuar.
En pocas palabras, a mi de lógica, ni me hablen; es más, siempre pregunto, cuando me dicen "tengo que hablar contigo", si lo que me dirán es para pensar mucho o qué...

El cine es un arte de feria, y yo lo reivindico como tal.
Los antiguos feriantes con su cinematógrafo, ponían al público a cien con imágenes de trenes que no llegaban a ninguna parte. Y sino recordemos la imagen de la Luna con un cohete clavado en el ojo de Georges Méliès...

Un director de principio de siglo, que mas que un director era un prestidigitador que descubrió en el cine la posibilidad de crear ilusión..

Por eso me harté del cine serio, y os diré que no hace mucho, en un documental sobre Carl Jung me dormí, con ronquidos y todo, y creo que los otros cuatro que habían en la sala, pasaron también por los brazos de morfeo.
Y estoy hablando de Carl Jung!
Donde éste, ofrecía declaraciones típicas de un nazi. Un psicópata.

¿Jung, un psicópata?
Sí, sí, estaba vinculado a las S.S., y había sido médico del Tercer Reich. Me sorprende cómo la crueldad puede convencer a las personas. A mí, la tipificación de los individuos me parece un despropósito.

Así que ése es el mundo en que vivimos, y yo viviré empeñado en llevar la contraria a todos los reguladores, sean políticos, psiquiatras, filósofos, etc, etc...

El poder social también es fanático.
Hay fanatismo en las ideas, las razas, las lenguas, el arte...

Pero volvamos al cine de feria, porque si me detengo en hablar de fanatismos, no terminaría nunca...El cine ése, donde de repente uno cree que no va a pasar nada.
Se levanta y se va. Algunos se quedan, y es ahí donde empieza el juego.

En cambio, con el cine revisionista...qué sé yo...me hinchó las bolas, igual que los libros serios, y prefiero, de repente, en la sala de espera de los putos dentistas, divertirme viendo las vanidades de la revista Hola, que un libro donde tenga que pensar otra cosa, que no sea que en un rato mas, sentiré el torno vibrar, no solo en el diente, sino también en el alma...