Así que lo único que sé es que todo es líquido (la edad no me hace recordar en este momento que filósofo habló de esto)
Todo lo demás es
corto plazo. Nada ni nadie se da el tiempo para que
ninguna idea solidifique. Por lo tanto, veo que todo lo que hagamos es todo
para ahora, para ya…
¿Y a mí me rompen las
bolas con pensar en futuro???? Nada dura para siempre, ni siquiera el futuro.
Hoy nadie construye castillos o museos dignos (todo es de la marca sueca), vivimos más bien en tiendas y súper mega híper mercados
Hoy nadie construye castillos o museos dignos (todo es de la marca sueca), vivimos más bien en tiendas y súper mega híper mercados
El problema está en que ya somos objetos y personas o como dice mi amiga, bienes de
consumo, y como tales perdemos utilidad una vez usados. La vida que hoy en día
se diluye como el agua, se alimenta de la insatisfacción del” yo quiero
conseguir lo mismo ”.
La felicidad ha pasado de aspiración, para todo
el género humano a deseo individual. A una búsqueda constante en la que el exceso
de los bienes de consumo nunca será suficiente. Y llegamos al consumidor consumido.
Esto los políticos lo han comprendido muy bien y
han trasplantado a los seres humanos, a los que nos consideran cobayas, unos
patrones de comportamiento creados para servir a las relaciones entre cliente y
producto (el de los lobbies que los patrocinan a ellos), y ya no en el
bienestar general. Tratan a la democracia y al mundo como si fuera un
contenedor lleno de juguetes con los que jugar a para sus propias voluntades. Nos
aburrimos, los tiramos y sustituimos por algo nuevo, y así in aeternum.
Pero ¡cuidado! Lo mismo
pasa con nosotros. Hoy una pareja dura lo que dura la gratificación.
Es lo mismo que cuando uno se compra un teléfono móvil: no juras fidelidad a
ese producto, si llega una versión mejor al mercado, con más trastos, tiras lo
viejo y te compras lo nuevo.
¿Qué efectos tiene en
el ser humano?
Una actitud racional para con un objeto es una actitud muy cruel para con otros seres humanos. El consumismo es una catástrofe que afecta a la calidad de nuestras vidas y de nuestra convivencia. Creemos que para todos los problemas siempre hay una solución esperando en la tienda, que todos los problemas se pueden resolver comprando, y esto induce a error, nos debilita.
Una actitud racional para con un objeto es una actitud muy cruel para con otros seres humanos. El consumismo es una catástrofe que afecta a la calidad de nuestras vidas y de nuestra convivencia. Creemos que para todos los problemas siempre hay una solución esperando en la tienda, que todos los problemas se pueden resolver comprando, y esto induce a error, nos debilita.
Porque nos priva de nuestras habilidades
sociales, en las que ya no creemos.
Por lo tanto, a veces
creo, solo a veces que a la felicidad se la debe
modelar y en el camino de la vida humana, hay dos maneras: uno es el destino,
algo que no podemos cambiar, pero el otro elemento es el carácter.
El destino dibuja el conjunto de opciones que tenemos
disponibles, siempre hay más de una opción. Luego el carácter es el que te hace
escoger entre esas opciones. Un elemento de determinación y otro de libertad.
Viviendo en una sociedad de consumidores,
resistirse a ser un consumidor es una opción posible pero muy difícil. Por lo consiguiente,
la probabilidad de que la mayoría de las personas decida resistirse al
consumismo es una probabilidad muy lejana, aunque todas las mayorías empezaron
siendo minorías.
Uno no sólo puede, sino que debe vivir su propia
vida y el modelo de vida que le encaje, consciente de las consecuencias y
costes que acarrea. Y el problema de mejorar la sociedad, y esta es la
respuesta a todas las preguntas futuras.
Yo elegí hace rato, y aún sigo pagando el
precio, pero hago lo que se me cantan en las dos campanas.
ILUSTRACIÓN DE EDWARD GOREY