"Amiga Virtual"
Hace unos días, leí un editorial de un periódico de
muchísima influencia en España, donde habla de los “últimos anti”, “bichos
raros” a los que no nos importó nunca abrir una cuenta en Facebook, o si lo
intentamos (como en mi caso) solo me alcanzo con leer tres o cuatro cosas de
unos amigos y amigas.
¡Al día siguiente me dí de baja!!!!
¡Al día siguiente me dí de baja!!!!
Me pregunté y me cuestioné, el porqué me pasó eso…
Recuerdo cuando aún no era lo masivo que es ahora y se
estaba poniendo de moda, y los sitios donde uno podía obtener señales wi-fi
eran contados.
Yo trabajaba en una empresa, que estaba al lado de la multinacional cafetería “Starbucks”,
que proveía señal y cuando pasaba frente al local, me detenía a mirar a los chicos
conectados.
Muchos incluso, ¡seguían allí en mi horario de salida!
Hoy en día, cada vez que entro a cualquier sitio, es
como si asistiera a una escena post-apocalíptica, con chicos, no tan chicos y
hasta gente que podría ser mis abuelos, cuando inquietantemente están todos con
la mirada fija a la pantalla, cual escena de zombis.
Como si las miradas “idas” y evasivas de la realidad
que generan los móviles, los reprodujera en una escena de serie con millones de
capítulos.
¡Otra que “The walking Dead” …!
Doy gracias que nunca quise unirme a ese inanimado
grupo de muertos vivientes, que existen, doy fe de ello.
Me enorgullezco de pertenecer a ese grupo reducido de
rebeldes que se niegan a estar dominados por Mark Zuckerberg.
Cuando hablo con amigos o amigas que están allí, o
participan activamente en esos grupos, hay veces que los veo comportarse de
manera rara.
Que “me gusta”; que muestran fotos del parvulario y
donde ni tu madre te reconoce, pero ellos se encargan de hacerlas públicas; que
me reencontré con ese compañero al que le ponía un chicle en el asiento del
colegio, qué viejo se ha puesto; que monos los hijos de fulanita, pero (de
nuevo), ¡qué viejos nos hemos puesto!...
¡Pues a otra cosa mariposa!
Y así sucesivamente, mientras pienso con el codo
apoyado en la rodilla, cuando estoy sentado en el W.C.
Lo bueno de los que no estamos en Facebook, es que ¡no
nos consideramos héroes de nada! Es que no nos importa. ¡No se trata de una
resistencia premeditada!
En mi caso en particular, no tengo ni las ganas, ni la
voluntad de pasarme horas frente al ordenador o del móvil, prefiero ver las
cosas in situ, o enterarme de lo que me cuentan, con las cadencias que produce
una llamada telefónica.
¿Será que la gente cree la vida real transcurre
pantallas adentro?; ¿O les gusta pensar en la utopía, que todo el mundo es feliz,
¿y no vemos lo malo de las demás cosas?
Pero cuando te los encuentras, a los amigos que han
publicado fotos ultra mega guays, resulta que jamás estuvieron en el
restaurante de moda monísimo, que no han hecho más viajes que los que son de
una entrevista a un trabajo y que, además, ¡no tienen una puta moneda! Pero
fulano de tal, te mostró fotos de esa misma persona en un crucero, y comiendo
en ese restaurante que parece sacado de una peli de ciencia ficción.
Es allí cuando se me cruzan los cables y ¡no entiendo
nada, ná de ná!!!!
Ven? Es ahí, donde digo que las redes sociales,
carecen de la comunicación verbal, esa donde no se puede falsear la realidad.
¡Pintan una realidad idílica que en realidad no lo es!
En mi caso que ya pasé hace rato los cuarenta, y unos
muchos más y, que vi la peli “cuenta conmigo”, es ésa la clase de amigos que
siempre tuve. Los que íbamos caminando por una vía muerta jugando a la pelota,
¡con una lata de tomates familiar!
Hoy esos mismos amigos de los 12 a los 15 años, se la
pasarían haciendo fotos de los paisajes, y selfis con el arroyo detrás con una
sonrisa eterna, ¡más falsa que una moneda de cincuenta euros! Y en vez de
disfrutar esos momentos mágicos, estarían pendientes de los “me gusta” que
reciben, o los comentarios que dejan esos que ni sabes donde mierda viven!
Es increíble, en la nota que hago referencia al principio, cuando
la Psicóloga dice, que tiene pacientes adictos que, si salen a la calle sin los
móviles, ¡les dan ataques de pánico!
¡Una patada en el ojete, y otra
que ataque de pánico deberían darles los padres!
Las redes sociales, ha logrado
que dejemos de ser personas para convertirnos en usuarios solitarios y pegados
a las pantallas, cosa que sucederá en breve, ya que en las carteleras de las
calles, cada vez que nos acerquemos, nos inundaran con publicidades de lo que
nos gusta y que ha sido informado a través de las redes mismas. ¡Esas que hace
que creamos que tenemos una vida social, o sexual, sumamente agitada y mega guay!
Los que aún resistimos, creo que, tenemos miles de
formas para estar en contacto con nuestros amigos, familia, etcétera. No
tenemos la necesidad de que todo el mundo sepa qué hago o haré, dónde estaré o
estoy y lo que hacemos a cada momento.
Y lo que es peor: ¡que además lo cuenten!!!!
Así que, PONGAMOS
UN POCO DE MÁS DE HUMANIDAD Y BASTA DE CACAREOS CIBERNÉTICOS.
Porque me pregunto,
¿Qué PASARÍA SI
UNA EXPLOSIÓN SOLAR, ¿NOS DEJASE A TODOS SIN LUZ?, ¿NI SATÉLITES, QUE TODO LO
CONTROLAN?
Pues que EL VAMPIRO
VIRTUAL, acabaría como ellos. Destruidos por el dios RÁ…
(Seguiré en otra oportunidad, para hablar un
poco de las otras redes sociales.)
By E. Gorey