martes, 24 de enero de 2017

QUE ASCO LA MEMORIA!!!







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By JOAN CORNELLA
Ya basta de despotricar contra TRUMP, ¡ME HARTE!!!! Como se suele decir aquí. ¡Todo a su tiempo!!!!....
Pero irremediablemente me lleva a escribir sobre los ascos, esos ascos que se quedan allí, en ese rincón del cerebro que influye en las fosas nasales, en las papilas gustativas, y de las otras…
Por ejemplo, está ese asco, ESE putrefacto, que te sacudió el esqueleto, cuando subías al ascensor de tu edificio, y ya era demasiado tarde para salir huyendo…
Cuando lo deberías haber hecho cuando viste la cara de terror que puso el vecino del piso de arriba tuyo cuando te vio, al abrirse las puertas, esperando para subirte y, como siempre, mantener la conversación de buenos vecinos: qué frío ( o calor, dependiendo de la estación del año), y qué caras están las espinacas…Y en cambio solo atinaste a mantener la respiración durante los siguientes cuatro pisos que quedaban por salir de allí dentro.
Cada vez que me lo cruzo, es como si volviera a oler los efluvios, de ese pedo largo y sonoro que el susodicho se dio el lujo de tirarse nomas subir, creyendo que, por la hora no subiría nadie más…
Tiene un aspecto tan de macho, que debe ser de los hombres que piensan que, son los únicos que se tiran cuescos y las mujeres las únicas que se los comen…
Ya, vale, que sí, que sí, los míos son “ninjas”, pero los hago en casa y solo los utilizo en las manifestaciones que me encuentro por la calle, y con cara de asco, voy sacudiendo la mano haciendo que ahuyento el gas metano que sube por mi espalda con salida al exterior. Con cara de “Qué hijo/hija de puta!!!!” (¿no era que las mujeres tienen los mismos derechos? ¿O acaso cagan flores?)
¡Sigamos!
Escribía del asco que me da Trump, como el mismo que me dio un día, que vi a mi primer jefe cuando yo era un bebé prácticamente y, el muy gordo cerdo, salía del baño, DEL ÚNICO BAÑO DE TODA LA OFICINA, con una revista que ni me acuerdo cual sería. Bien contentito.
Claro, yo iba a mear solamente, y me vino la imagen antes de levantarme a mear, como se proyectarían dentro del minúsculo cuadrado donde estaba el váter, que compartíamos hombres y mujeres, y lo a gusto que se debía sentir el menda (¡Jo puta!), para estar sentado durante un siglo de minutos, ojeando la revista y, lo poco que le debió importar el resto de subordinados moradores de la oficina.
Obviamente, ¡el meo fui a hacerlo al bar de al lado!!!
Mientras escribo esto, me viene a la mente un relato de mi amiga “La Rebequilla”, lo que es para ella ir a mear a la oficina, o cualquier sitio que no sea su casa. Uy! No sé si en mi casa hará lo mismo, ¡hoy le pregunto!
Ella nunca lo hace sentándose. Siempre contorsionándose a lo equilibrista japonesa, buscando una posición de equilibrio, para no meter una pata dentro del váter, y de paso reforzando los cuádriceps, como toda mujer que se precie.
A que mola! Te ahorras un montón de pasta, en vez de gastártela en un gimnasio, para endurecer las piernas y el culo, cada vez que una mujer necesite mear, que vaya a un baño público y listo, ¡ya está tías!!!!!
Y ya que estoy hablando de Rebeca, me la imagino en su trabajo, en el baño, enorme, con muchas puertas, varios lavamanos, y que ella (que es muuuuy lista) ya debe tener fichadas a esas tías que tiene de compañeras, que no se lavan JAMÁS las manos cuando salen de los cubículos famosos…
Y lo que debe ser peor será, que las tías le darán a ella la mejor de las sonrisas, mientras se arreglan la ropa, o se sacuden el vestido, y se miran, si, al espejo (¿qué mierda miraran???) y ella, la pobre en el mientras, piensa mientras se lava las manos como una poseída:” se lavarán, se lavarán” …
Pero una mierda! Gesto de sonrisa, giro sobre los tacos en un solo pie, ¡pa dar estilo y hasta luego wapetona!
¿Y de los teléfonos móviles? ¿¡Qué!?!?!?!?!
Cuando era pendejo (niñato) tenía que soportar viendo la imagen de mi primer jefe (¡por Dios, qué asco!) pero actualmente todos y me incluyo, salimos del baño con el teléfono móvil.
¡Nos entretenemos con el aparatejo mientras cagamos! Ese no es el problema.
El tema pasa por dónde dejamos el teléfono cuando llega la hora de usar el papel higiénico por nuestras partes pudendas…
Sea donde sea que los pongamos, y para que vean que estoy informado, las bacterias que soltamos luego de cada deposición o meo, saltan y llegan hasta un metro y medio de distancia, ¡cada vez que tiramos de la cadena del váter!!!!!!!
¡METRO Y MEDIO!
Es decir, los baños están infectados, de:
Escherichia collí; Norovirus; Salmonella; Campylobacter, Hellyco-bacter pyllorii…Y paro aquí, sino ya os veo vomitando la pantalla…
La única más o menos protección, es bajando la tapa del W.C., antes de apretar el botón de descarga. Si la tienen, claro…
Ni hablar de las que están por allí hibernando en el tejado, la puerta, el cepillo de dientes, etc…Y pensar que Rebeca me dice que soy un obseso con la lejía (lavandina)…Yo voy por toda la casa con mi pistola de dicho líquido desinfectante, rociandolo todo, y en cualquier momento, me verán por la calle cualquier día de estos, echando la misma en los culos de los perros…
Ya me contarán cómo estará ese móvil, cuando su dueño lo tenga de nuevo en las manos y sin lavárselas o limpiando al mismo con toallitas ( yo lo hago cada vez que termino)…
Y uno lo ve salir del baño, ¡tan contento!!!!

Así de enfermo soy con algunas cosas (solo algunas, ¿eh?), ¿qué le voy a hacer???