By JOAN CORNELLA
Ya basta de
despotricar contra TRUMP, ¡ME HARTE!!!! Como se suele decir aquí. ¡Todo a su
tiempo!!!!....
Pero irremediablemente me lleva a escribir sobre los
ascos, esos ascos que se
quedan allí, en ese rincón del cerebro que influye en las fosas nasales, en las
papilas gustativas, y de las otras…
Por ejemplo, está
ese asco, ESE putrefacto, que te sacudió el esqueleto, cuando subías al
ascensor de tu edificio, y ya era demasiado tarde para salir huyendo…
Cuando lo deberías haber
hecho cuando viste la cara de terror que puso el vecino del piso de arriba tuyo
cuando te vio, al abrirse las puertas, esperando para subirte y, como siempre,
mantener la conversación de buenos vecinos: qué frío ( o calor, dependiendo de
la estación del año), y qué caras están las espinacas…Y en cambio solo atinaste
a mantener la respiración durante los siguientes cuatro pisos que quedaban por
salir de allí dentro.
Cada vez que me lo
cruzo, es como si volviera a oler los efluvios, de ese pedo largo y sonoro que
el susodicho se dio el lujo de tirarse nomas subir, creyendo que, por la hora
no subiría nadie más…
Tiene un aspecto tan
de macho, que debe ser de los hombres que
piensan que, son los únicos que se tiran cuescos y las mujeres las únicas que
se los comen…
Ya, vale, que sí, que sí, los míos son “ninjas”, pero los hago en
casa y solo los utilizo en las manifestaciones que me encuentro por la calle, y
con cara de asco, voy sacudiendo la mano haciendo que ahuyento el gas metano
que sube por mi espalda con salida al exterior. Con cara de “Qué hijo/hija de
puta!!!!” (¿no era que las mujeres tienen los mismos derechos? ¿O acaso cagan
flores?)
¡Sigamos!
Escribía del asco
que me da Trump, como el mismo que me dio un día, que vi a mi primer jefe
cuando yo era un bebé prácticamente y, el muy gordo cerdo, salía del baño, DEL ÚNICO BAÑO DE TODA LA OFICINA,
con una revista que ni me acuerdo cual sería. Bien contentito.
Claro, yo iba a mear
solamente, y me vino la imagen antes de levantarme a mear, como se proyectarían
dentro del minúsculo cuadrado donde estaba el váter, que compartíamos hombres y
mujeres, y lo a gusto que se debía sentir el menda (¡Jo puta!), para estar
sentado durante un siglo de minutos, ojeando la revista y, lo poco que le debió
importar el resto de subordinados moradores de la oficina.
Obviamente, ¡el meo
fui a hacerlo al bar de al lado!!!
Mientras escribo
esto, me viene a la mente un relato de mi amiga “La Rebequilla”, lo que es para
ella ir a mear a la oficina, o cualquier sitio que no sea su casa. Uy! No sé si
en mi casa hará lo mismo, ¡hoy le pregunto!
Ella nunca lo hace sentándose.
Siempre contorsionándose a lo equilibrista japonesa, buscando una posición de equilibrio,
para no meter una pata dentro del váter, y de paso reforzando los cuádriceps,
como toda mujer que se precie.
A que mola! Te
ahorras un montón de pasta, en vez de gastártela en un gimnasio, para endurecer
las piernas y el culo, cada vez que una mujer necesite mear, que vaya a un baño
público y listo, ¡ya está tías!!!!!
Y ya que estoy
hablando de Rebeca, me la imagino en su trabajo, en el baño, enorme, con muchas
puertas, varios lavamanos, y que ella (que es muuuuy lista) ya debe tener
fichadas a esas tías que tiene de compañeras, que no se lavan JAMÁS las manos cuando salen de los cubículos
famosos…
Y lo que debe ser
peor será, que las tías le darán a ella la mejor de las sonrisas, mientras se arreglan
la ropa, o se sacuden el vestido, y se miran, si, al espejo (¿qué mierda
miraran???) y ella, la pobre en el mientras, piensa mientras se lava las manos
como una poseída:” se lavarán, se lavarán” …
Pero una mierda! Gesto
de sonrisa, giro sobre los tacos en un solo pie, ¡pa dar estilo y hasta luego
wapetona!
¿Y de los teléfonos
móviles? ¿¡Qué!?!?!?!?!
Cuando era pendejo (niñato)
tenía que soportar viendo la imagen de mi primer jefe (¡por Dios, qué asco!)
pero actualmente todos y me incluyo, salimos del baño con el teléfono móvil.
¡Nos entretenemos
con el aparatejo mientras cagamos! Ese no es el problema.
El tema pasa por dónde
dejamos el teléfono cuando llega la hora de usar el papel higiénico por
nuestras partes pudendas…
Sea donde sea que
los pongamos, y para que vean que estoy informado, las bacterias que soltamos
luego de cada deposición o meo, saltan y llegan hasta un metro y medio de
distancia, ¡cada vez que tiramos de la cadena del váter!!!!!!!
¡METRO Y MEDIO!
Es decir, los baños están
infectados, de:
Escherichia collí;
Norovirus; Salmonella; Campylobacter, Hellyco-bacter pyllorii…Y paro aquí, sino
ya os veo vomitando la pantalla…
La única más o menos
protección, es bajando la tapa del W.C., antes de apretar el botón de descarga.
Si la tienen, claro…
Ni hablar de las que
están por allí hibernando en el tejado, la puerta, el cepillo de dientes, etc…Y
pensar que Rebeca me dice que soy un obseso con la lejía (lavandina)…Yo voy por
toda la casa con mi pistola de dicho líquido desinfectante, rociandolo todo, y
en cualquier momento, me verán por la calle cualquier día de estos, echando la
misma en los culos de los perros…
Ya me contarán cómo estará
ese móvil, cuando su dueño lo tenga de nuevo en las manos y sin lavárselas o
limpiando al mismo con toallitas ( yo lo hago cada vez que termino)…
Y uno lo ve salir
del baño, ¡tan contento!!!!
Así de enfermo soy
con algunas cosas (solo algunas, ¿eh?), ¿qué le voy a hacer???