jueves, 27 de octubre de 2016

GRITA MI CUERPO, POR TENER LA BOCA CERRADA ( 3RA. PARTE)

Tiras cómicas
Quino ( es un genio!)


Tenemos circuitos neuronales que se encargan de que el corazón, el aparato digestivo, el organismo, en definitiva, funcionen bien. ¡Por suerte!

Y lo mejor es que nuestro cerebro nos mantiene ajenos a todos esos procesos. No tenemos que pensar, por ejemplo, que queremos respirar o que queremos mantenernos dormidos. 
¿Cómo sería nuestra vida si decidiéramos cada segundo si invertimos o no en bolsa, si respiramos, si el hígado se pone en funcionamiento, si llevamos al niño al cole, si...?

Imaginemos por un momento, solo por un momento, que algo artificial y a través de cálculos complejos, decidieran la trayectoria de nuestros actos básicos, o instintos de supervivencia. Que terrible, ¿no?...

Pero como digo en mi post anterior, esto ya está aquí, a la vuelta de la esquina.

Y con esto quería decir que todo en la vida es elección. A cada segundo estamos escogiendo entre diversas alternativas. Y, de hecho, la existencia, al menos la humana, se define por las elecciones que hacemos.

Creo y estoy convencido que las grandes corporaciones de inteligencia artificial, desde una simple calculadora, hasta la nave que llevará a los primeros colonos a Alpha Centauri, nos manejaran a su antojo, y no a las necesidades de los que hemos llegado hasta aquí, y hemos sabido realizar. Esto es, el libre albedrío.

La intuición nos ayuda a resolver muchos de los dilemas cotidianos, desde si debemos o no casarnos, hasta cosas mucho más triviales como qué pasta de dientes compramos, o atrapar las llaves que nos lanzan al vuelo o detectar si nuestra pareja nos miente cuando nos dice que ha salido tarde de trabajar.

El investigador Alemán Gerd Gigerenzer afirma:
"Es un error presuponer que la inteligencia es necesariamente consciente y reflexiva”

Así, el cerebro anula o censura todos los actos conscientes que pudieran traer consecuencias negativas o peligrosas.

Por eso, mucho cuidadito con las plataformas de internet que ya piensan por nosotros. Qué nos gusta; dónde vamos de vacaciones; qué comidas compramos; cuales son nuestros colores y estilo de ropa preferidos; si somos fértiles o necesitamos información de algún centro de reproducción asistida y un larguísimo etcétera…

La modernidad es lo que tiene.Todo tuvo, tiene y tendrá un precio. Los que han tenido hasta ahora ya lo sabemos. 

¿Pero, y los que vendrán? ¿seremos los nuevos esclavos, de no más de cien sujetos, que decidan las vidas de miles de millones de personas?

¡Qué atroz! 
De solo pensarlo y si nos detenemos a analizarlo, nos volveríamos locos; viviríamos en el caos debido al incesante tráfico de señales que las neuronas artificiales ya están captando, analizan y evalúan.


Siguiendo con Darwin: "¿Contraigo matrimonio con Emma o me dedico a investigar?". 
Y para hacer todo eso, para estar pendiente de todo lo que ocurre, procesar información y decidir continuamente, recabar datos de la memoria, realizar predicciones, deducciones, el cerebro consume muchísima energía. Por eso la gente se aferrará a todo aquello que le impida un gasto de energía o sea pensar, pensar y pensar.

Resultado de imagen de Jimmy Liao
excelente interpretación de JIM LIAO