Quino ( es un genio!)
Tenemos circuitos neuronales que se encargan de que el corazón, el
aparato digestivo, el organismo, en definitiva, funcionen bien. ¡Por suerte!
Y lo mejor es que nuestro cerebro nos mantiene ajenos a todos esos
procesos. No tenemos que pensar, por ejemplo, que queremos respirar o que
queremos mantenernos dormidos.
¿Cómo sería nuestra vida si decidiéramos cada
segundo si invertimos o no en bolsa, si respiramos, si el hígado se pone en
funcionamiento, si llevamos al niño al cole, si...?
Imaginemos por un momento, solo por un momento, que algo artificial
y a través de cálculos complejos, decidieran la trayectoria de nuestros actos básicos,
o instintos de supervivencia. Que terrible, ¿no?...
Pero como digo en mi post anterior, esto ya está aquí, a la vuelta
de la esquina.
Y con esto quería decir que
todo en la vida es elección. A cada segundo estamos escogiendo entre diversas
alternativas. Y, de hecho, la existencia, al menos la humana, se define por las
elecciones que hacemos.
Creo y estoy convencido que las grandes corporaciones de
inteligencia artificial, desde una simple calculadora, hasta la nave que llevará a los primeros colonos a Alpha Centauri, nos manejaran a su antojo, y
no a las necesidades de los que hemos llegado hasta aquí, y hemos sabido
realizar. Esto es, el libre albedrío.
La intuición nos ayuda a resolver muchos de los dilemas
cotidianos, desde si debemos o no casarnos, hasta cosas mucho más triviales
como qué pasta de dientes compramos, o atrapar las llaves que nos lanzan al
vuelo o detectar si nuestra pareja nos miente cuando nos dice que ha salido
tarde de trabajar.
El investigador Alemán Gerd Gigerenzer afirma:
"Es un error presuponer que la inteligencia es necesariamente
consciente y reflexiva”
Así, el cerebro anula o censura todos los actos conscientes que pudieran traer
consecuencias negativas o peligrosas.
Por eso, mucho cuidadito con las plataformas de internet que ya
piensan por nosotros. Qué nos gusta; dónde vamos de vacaciones; qué comidas
compramos; cuales son nuestros colores y estilo de ropa preferidos; si somos fértiles
o necesitamos información de algún centro de reproducción asistida y un larguísimo
etcétera…
La modernidad es lo que tiene.Todo tuvo, tiene y tendrá un precio. Los que han tenido hasta
ahora ya lo sabemos.
¿Pero, y los que vendrán? ¿seremos los nuevos esclavos, de
no más de cien sujetos, que decidan las vidas de miles de millones de personas?
¡Qué atroz!
De solo pensarlo y si nos detenemos a analizarlo, nos
volveríamos locos; viviríamos en el caos debido al incesante tráfico de señales
que las neuronas artificiales ya están captando, analizan y evalúan.
Siguiendo con Darwin: "¿Contraigo matrimonio con Emma o me
dedico a investigar?".
Y para hacer todo eso, para estar pendiente de todo
lo que ocurre, procesar información y decidir continuamente, recabar datos de
la memoria, realizar predicciones, deducciones, el cerebro consume muchísima
energía. Por eso la gente se aferrará a todo aquello que le impida un gasto de energía
o sea pensar, pensar y pensar.
excelente interpretación de JIM LIAO
excelente interpretación de JIM LIAO