domingo, 17 de julio de 2011

La vitalidad de mis pasatiempos...

A veces me creo, que cuando escribo hago uso de lo picaresco, del disparate y de la comicidad, en un alegato contra el mundo grotesco que nos condena a los seres humanos de éste planeta. Al ostracismo, que nos niega, ademas, el amor y que hace evidente la falta de substancia, de nuestras vidas...

Me sucede cada vez que hablo seriamente, con amigos o con mis roomates, o con el vecino de la mesa de al lado del bar, donde voy siempre...

Solo me tengo que detener a escuchar sus relatos, y luego me sucede que, me doy cuenta que ya no soy el mismo que fuí; he envejecido, no tanto en años, ya que estoy en los “middle age's”, sino que me doy cuenta que estamos todos, pero todos de verdad, solos...

Que la gran mayoría de las personas que me relatan sus cosas, llevan una vida de permanente huida de toda responsabilidad, considerando que todo, absolutamente todo, es una responsabilidad; desde hacernos una comida, hasta amar, pasando por tener hijos, recorrer la vida con sus días plomizos, fríos y deprimentes...

Entonces me pregunto luego de entrar a mi casa y tirar la llave sobre la mesa, y me tumbo a reflexionar, si lo que he oído vale la pena, ¿qué sentido tiene?cuando en realidad y al final, me doy cuenta que lo que pasa es que no pueden evadirse de si mismos...

Es allí, cuando entro a mi blog, o voy a mi novela, y aparecen mis yos atemporales; mis yos culpables; mis yos históricos e histéricos; mis yos mortales, etc...hasta completar las asociaciones necesarias, que unidas, dan textura a la hiperhistoria de éste individuo, yo mismo, sobre el que, al borde del desenlace y el vacío, advierto que quizás éste sea el momento de decidir si a mis personajes, les doy forma de héroe o de monstruo...

Me asombro, me releo, y me doy cuenta que mi capacidad de comprender determinadas situaciones ajenas a mí, sean el resultado del cinismo y la indecencia de mi tiempo, símbolo de lo mejor y lo peor de la historia de la humanidad durante el dichoso mil novecientos y nuncas...

Es entonces allí, donde me reconozco en una sola y contrastada identidad, con la levedad del hombre moderno como la enunciada por Milan Kundera, o el exuberante y sombrío erotismo de Nabokov...

Es entonces que me doy cuenta que mis textos son poliformos, plagados de referencias poéticas, algunas filosóficas, otras musicales, que también está plagado de cavilaciones políticas y metafísicas, que mucho no conozco, pero que aquí, han pasado como el vuelo fugaz de una gaviota rozando los árboles...

Y por si no queda claro, tengo la ambición de que en su totalidad y quien la ha escrito ( yo, de nuevo) tengo la vocación irresistible de alguien que quisiera tener una varita mágica, y ojala pudiera suplantar la omnipresencia de lo divino, para cambiar el universo y vivir solamente en él...

Es más, me gustaría grotescamente descuartizar la realidad y poder mejorarla...

Es entonces cuando de pronto, tengo la sensación de seguir siendo el travieso e infinitamente divertido, que era de chico...
Por eso siento que he envejecido.

Así que seguiré escribiendo, y preguntándome sobre todo esto, adónde me ( nos) lleva?

En el mientras tanto, continuaré siendo un descarado formal, sabiendo que mis raíces están donde no estoy...que todo esta patas arriba, que quiero poner todo en su lugar, a pesar de haber sido un tipo pintoresco, un inmaduro, un libertino mental irredento, que he deambulado por medio mundo turbulento, sino que me cuenten a mi lo de la guerra del golfo, por ejemplo, que subí al ultimo vuelo de Pan-Am, un enero, y eramos solo 4 pasajeros en total y toda la tripulación del vuelo a nuestro servicio...