jueves, 25 de marzo de 2010

Mientras mi abuela tejía abrigos para los soldados, sintió un patadita en el costado, la noche en que “di sicuro mi fará l’amore”, había dejado su esencia, y esperaba un hijo, un hijo, que solo Dios sabía si le concedería la gracia, que pudiera conocer s u padre, pero que si el destino lo quería, se llamaría como su padre…Carmelo, y que también iría a la escuela real, para ser custodia del Rey…

Muchas mujeres de Regalbuto, estaban en su misma condición, y parecía un pueblo fantasma de hombres, pero lleno de esperanzas en los vientres de esas mujeres que, algunas ya sabían que el producto de sus entrañas, jamás conocerían a sus padres y otras, tejían, cosechaban o cocinaban conservas para mandar al frente, en la esperanza que sus hombres, volvieran…

Muchas habían quedado sin nada, sin joyas, sin cosas de valor, dejándolo todo, en las colectas que se hacían en la parroquia, para enviar a Roma y esos bienes, algunos muy valiosos, otros no tanto, que se convertirían en armamentos, para que sus queridos, se pudieran defender de los enemigos…

Mi abuela lo había entregado todo…Ya habría tiempo de comenzar de nuevo, con su amado Carmelo, o en el peor de los casos, se volvería a los Estados Unidos, con sus seis hermanas y donde la riqueza brotaba del suelo, y su tuberculosis había quedado en el pasado…
Ellas insistían siempre, que allí estaría a salvo…

El hermano de mi abuelo Carmelo, había sido destinado en el puerto de Genova, era el coronel encargado de la seguridad de los buques de guerra, que se usarían en la gran batalla por mar, y en cuanto tuvo oportunidad, desertó en el buque Sarmiento, que proveía de carne al frente, llegada desde la Argentina, y permaneció siempre allí, perdiéndose sus rastros en Buenos Aires y en el tiempo…

Ésta será historia para otro post…

Fué el 23 de Enero de 1916, que nació su primer hijo…Lo llamó Carmelo Giuseppe, como su padre y su esposo, al que después llamarían siempre Giuseppe…
Quien seguramente, también sería Guardia del Rey, para defender su país, en el nombre de Dios y del rey…

(Tengo una foto de él, que pareciera como de cartón, y la imagen de mi tío, vestido de uniforme real, con un penacho en el sombrero, que sale del costado derecho ( lado del corazón)de estilo napoleónico, pero al revés, se entiende cómo? ésas fotos que parecen daguerrotipos, pero que en vez de ser de metal, son de papel-cartón-madera…La voy a buscar, que creo que la tengo acá en casa, con otras fotos, para poner en el living, en el rincón de los muertos, como dicen mis amigos, o de los que están por…)

Cuando llamé por teléfono a su casa, en Roma, pobrecito, se emocionó y se despidió con un adiós…yo le digo que está estupendo, y me responde que soy un buen sobrino…siempre lo hacemos…el dice que cada día, es un regalo del “buon Gesú”, y seguro apuntando y meneando su dedo indice en el aire…Pobre…

Otra de las informaciones que me dio mi Tío, es la que, me contaba, que por cada asalto enemigo Italia, como los de la Alianza a la que pertenecía, era tal la desventaja frente al adversario que los ataques fueron muchas veces al pedo, porque Alemania pudo resistir, con dos huevos “así” de grandes, a pesar de combatir en dos frentes.
En estos ataques se recurrió a bombardeos masivos de artillería al avance masivo de la infantería, y que sin embargo, la combinación de las trincheras, los nidos de las ametralladoras, el alambrado y la artillería, les daba a ellos, los Alemanes cuantiosas bajas y a, también, a los defensores en el contraataque.

Como resultado, no se conseguían avances significativos.

Las condiciones sanitarias y humanas para los soldados eran muy crudas y las bajas elevadísimas…

Mi abuela, era una de las pocas privilegiadas de Regalbuto en saber las verdades del frente, y siempre, el resto de las otras mujeres le consultaban sobre ello, pero mi abuela, daba informaciones de esperanzas, y solo abogaba por el desesperado envío de cosas para los pobres soldados que sobrevivían…entre ellos, su amado Carmelo…

En el año1917, son los austro-húngaros, reforzados por tropas alemanas, baten duramente a los italianos en Caporetto, que no sé ni dónde queda, convirtiendo a este desastre, donde murieron alrededor de 300.000 soldados, de los cuales la mitad eran italianos, y que casi saca a Italia de la guerra, pero el frente se estabiliza sobre el Río Piave ( que tampoco conozco), consolidando el trono de los Savoia.

Ya casi en los finales, en el 1918, el duelo entre italianos y austríacos está, asimismo, por resolverse.

El General Diaz, Jefe de mi a abuelo en el frente, obedece al Rey italiano, con la insistencia de su gobierno, que necesita de una victoria en el frente alpino para poder negociar.
Los italianos derrotan a Austria-Hungría en Vittorio Veneto y es este hecho, el que marcó el descalabro del ejército imperial, y la monarquía de los Habsburgo se hunde…

Cunde la convicción de que la guerra está perdida.
El presidente de los Estados Unidos proclama que sólo negociará con un gobierno alemán democrático. El Reich tiene los días contados.
Tras una revolución obrera en Berlín, motivada por las famélicas restricciones al pueblo, el Kaiser huye a Holanda y el gobierno de la nueva República alemana firma el armisticio el 11 de noviembre de 1918.

La guerra termina con la victoria de los Aliados.

Las campanas de Regalbuto y de toda Europa, repican alegremente; mi abuela, se quita el pañuelo negro de su cabeza, se lo ata en un brazo en señal de luto por tantos esplendidos jovenes muertos en batalla, y tantos de su pueblo, corre a su casa a desempolvar los vestidos que le quedan, y los prueba por encima de su cuerpo, y mirandosé en un espejo, comprueba que aún le sientan..

Carmelo, en breve estaría en casa…

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