lunes, 26 de abril de 2010

Hoy, mientras estuve en la calle, camino a sacarme los puntos de mi operación, presencié una escena brutal, de una madre que le daba una golpiza a un niño de 5 o 7 años, y lamenté tanto, estar en el autobús, y no tener la movilidad de un salto digno de un felino, para tirármele encima a esa hija de puta, y arrancarle los ojos!!!!

A ver…

Soy de una generación, donde los castigos pasaban por otros lados, pero también de vez en cuando, mi vieja, a quien adoro ( cabe alguna duda?), me zurraba, para que tuviera por lo hecho, por lo que podría hacer y por las dudas…

Pero, JAMAS, me hizo daño, y me refiero al daño, donde me dejara con el corazón herido, o el alma rota…hay golpes que dañan el lugar, dejando un cachete del culo hirviendo, o una mejilla lustrosa, pero de ahí a humillar con los golpes gratuitos, hay un abismo de distancia…

Veamos,
A mi entender de “no padre”, o del “qué sabrás tú, que jamás tendrás un hijo”, pero que observo y entendí siempre el carácter de los castigos a los hijos…

La disciplina es necesaria, pero no debe basarse en el miedo del hijo; se debe ayudar a que reflexione y la comunicación es la única vía para conocer el motivo y el alcance de la falta, al tiempo que se orienta sobre cuál ha de ser la acción correcta, para que el hijo recapacite y aprenda a conducir su propia vida, y si el castigo es aleccionador, mucho mejor…

Conviene hablar y ayudar al hijo, a aceptar la sanción como una consecuencia de sus actos, sin gritarle y allí sí, imponer el buen castigo…

A la hora de educar a los hijos, ni las normas ni las sanciones pueden ser posibles, porque se nos ocurrieron y punto; es mejor fijarlas de antemano.

Es tan malo educar a base de castigos, como dejar pasar determinados comportamientos en los hijos.
Si hay que sancionarlos, mejor elegir un castigo correctivo…

¿Hay que castigar al niño de cuatro años que suelta una patada a la abuela cuando se acerca a saludarle?
¿Y al de diez que se niega a poner la mesa o que no acude a cenar cuando le llaman?
¿Y al adolescente que regresa a casa tres horas más tarde de lo acordado?
Y si hay que castigarle, ¿cómo? ¿A quedarse en su cuarto? ¿Sin ver televisión? ¿Sin salir con los amigos...?
Imposible encontrar, más allá del rechazo general al castigo corporal, como la solución ante tantas dudas…
Unos opinan no castigar, porque daña la autoestima, otros que si se los castiga, provocan tensión y el pendejo, puede salir agresivo…

En mi opinión, para conseguir que los hijos respeten los límites y se comporten bien, es preferible fortalecer las conductas correctas antes que castigar las que no corresponden y, sobre todo, ofrecer un buen modelo y ejemplo en casa…

Ven? Sin querer me salio algo que no pensaba, y sin embargo, lo escribí…

Creo también, que hay que mostrarles un modelo, para que aprendan a reflexionar, qué pasa con el modo de comportarse, y las consecuencias.

Pero si los adultos no tienen tiempo, si llegan a casa agotados, pierden los estribos y la paciencia, responderán de cualquier manera y aparecerán los límites y las penas a dedo, entonces estamos en que las normas cambian cada semana, y el niño no tendrá claros los límites y tratará de buscarlos probando a ver qué le da resultado para salirse con la suya y el castigo no se debe aplicar por venganza, ni ha de depender del estado anímico de los padres; el niño debe saber por qué se le castiga y la sanción debe ser aplicada por la falta cometida.

Los castigos han de ser pocos, claros y exigibles, y equilibrarlos con afecto, con besos, con reconocimiento a todo lo que el niño ha hecho bien, con comentarios sobre lo orgullosos que estamos de él por ello; porque es más eficaz lo que se otorga con lo positivo, que lo que intenta neutralizar a lo negativo, y la idea es no estar vigilando, ni sancionando todo el día, y que los hijos se manejen de manera correcta, no por miedo al castigo, sino porque han comprendido que la norma es importante para la sociedad.

Estén a favor o en contra del castigo como herramienta educativa, lo que tenemos claro es que, si se recurre a éste para frenar una conducta incorrecta ha de ser inmediato, proporcional, equilibrado y coherente.
Al niño no le vale que le castigues el sábado por algo que hizo el lunes, ni decirle cuando venga tu padre ya hablaremos; la sanción debe aplicarse lo más inmediatamente posible, cuando se produce una acción castigable.
Pero también ha de ser lógica y proporcionada a la edad, al grado de madurez, a la personalidad y a la falta.
No es lo mismo la mala intención, que la imprudencia o la torpeza; no es lo mismo romper un jarrón jugando y admitirlo, que ocultarlo y echar la culpa a otro.
Además, hay que ser coherente, y si se castiga una conducta, hacerlo cada vez que aparezca, y siempre con la misma intensidad, que la sanción impuesta no dependa del estado de ánimo de ese día, de si se tiene mucho trabajo o de si se ha discutido con el jefe, o si no te has echado un buen polvo…
Tampoco son apropiados los castigos humillantes.
El castigo humillante es peor que un bofetón. Y tenemos que tener mucho cuidado, porque la humillación puede ser muy terrible y tan simple como hablar mal del hijo delante de los amigos, de los abuelos, de sus hermanos...

O como cuando yo iba al colegio de curas, tampoco hay que castigar con el descanso, con el alimento, con el amor o con las necesidades de los niños
Y es que, a pesar del rechazo generalizado a los castigos corporales, se mantiene cierta tolerancia social hacia el cachete o el azote.
El cachetazo es un drama si es la forma frecuente de resolver conflictos, pero no es un drama si a un padre o una madre se le escapa en un momento determinado,
Y sé de qué hablo, y puedo añadir que, los castigos humillantes, el menosprecio verbal, son más duros y perjudiciales que un cachetazo ocasional.

Educar nunca ha sido fácil, pero ahora, en situaciones familiares y sociales más democráticas, aún lo es menos, porque exige esfuerzo y participación, y es más simple tirar de un cachetazo…

Así que nada mejor que, cuando el pendejo, se pasa un pueblo, correrlo por toda la casa, para darle una buena patada en el culo…pero ojo, eh? no la revoleés mucho en el aire, no sea que te caigas y te rompas una cadera!!!!!....

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