miércoles, 22 de septiembre de 2010

Entre las cosas que me traje de Argentina, en su Biblia, habían papeles de mi madre, etc, y encontré uno, que definiré como “ El retrato del dolor”...

El temblor de una pregunta:
«Cosa farò adesso senza di te?» ( Qué haré ahora, sin tí?)

Fué escrito, al mes de la muerte de mi padre, y en la cual a medida que la leía, veía el rostro de ella, desfigurado por el llanto y ahora más que nunca lo entiendo...

Ella tenía siempre la costumbre de escribir en papelitos sueltos, claro, no habían blogs, como ahora, sus estados de animo, o sensaciones y en éste en particular, decía así:

..."Y ahora que cosa hago sin vos? Como serán mis días? Quién de ahora en mas, cuidará de mí y a quién cuidaré yo?
A quién le diré las cosas que solo podía decirte a vos? Podré volver a reírme alguna vez?
Podré volver a ser, de nuevo, una alocada?"...

Estas preguntas son las que descubrí hoy, y vi su cara deformada por el dolor...

Y son las preguntas que, mas o menos, siempre, todos, nos hacemos , cuando de improviso, y sin aviso, o que ni siquiera de improviso, quedamos solos con un luto encima...

No hay espera, que permita a prepararse de verdad a la soledad, no existe enfermedad, por mas grave y larga que sea, que nos habitúe, o nos entrene para el vacío que vendrá...

Un poco, porque las enfermedades, casi siempre invaden y nos llenan con el grito silencioso aterrador, del que esta a lado de la persona enferma, tanto que después parece de verdad una cosa insoportablemente sin forma y sin sentido, interminable e inútil...

Puedo leer en esta hoja frente a mi, que en el rostro de mi madre, hubo un desconcierto, una perdida, una rebelión y una desesperación, como si nunca se le hubiera pasado por la mente, que su marido, mi papá de 69 años, y un poco frágil de corazón, podría de verdad, morir algún día...
Y mucho menos morirse antes que ella!!!!

Y hasta es normal, para que sea así, porque sobre la muerte, resulta que uno piensa solamente en ello, cuando el tiempo va pasando, y mi vieja era muy joven entonces...tenía solamente 58 años!!!!

La de la persona que uno ama, no lo podemos tener ni siquiera en consideración, y si aparece, alejamos ése pensamiento, lo mas rápido posible, no vaya a ser cosa que atraigamos la mala suerte, y hacemos los cuernos o escupimos al suelo, no?

Pero estas líneas escritas, me recuerdan sus caras siempre desoladas, con la sensación de haber perdido incluso su propia identidad...

Una sensación paradójica e increíble, si se piensa que mi vieja fué siempre una señora que siempre trabajo duramente, y consiguiendo incluso varias veces, un excelente suceso en lo que hacia, y no solamente en pareja. De una mujer que rigurosamente siempre usó con orgullo, su nombre con apellido de casada.

Y encima e inevitablemente, sucede a los que han vivido en armonía, aunque sea un poco desordenada, o también intermitente, pero no por esto menos solida.

Un marido, o una esposa, compañero o compañera de alegrías, dificultades, guerras, paces, fatigas, nervios, caras torcidas, chistes, palabras dulces, palabras amargas, si uno de los dos falta, el que queda, se sentirá como si tu socio te hubiera estafado, o tu compañero de baile se hubiera roto una pierna...

La hoja escrita termina diciendo:...”no soy más yo misma”...

Y de eso resulta que hay que reconstruirse, darse nuevamente una identidad propia,
(en soledad) y eso es muy, pero muy difícil, ya que faltan las ganas, falta el empuje, y se necesita mucho tiempo...

Ahora, están juntos, lo sé...y los extraño a ámbos...

Me queda a mi ahora, esperar mi tiempo, el que Dios disponga, para que vuelva a estar con ellos, y me veo en el medio de ambos, llevándome de la mano, con mi globo, y pantalones cortos, paseando por la orilla del mar, y mi perro, “el chiquito” detrás...

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