jueves, 13 de octubre de 2016

(Continuacion y Final) ARAÑA ASUSTA DRAGON




Así que lo único que sé es que todo es líquido (la edad no me hace recordar en este momento que filósofo habló de esto) 
Todo lo demás es corto plazo. Nada ni nadie se da el tiempo para que ninguna idea solidifique. Por lo tanto, veo que todo lo que hagamos es todo para ahora, para ya… 
¿Y a mí me rompen las bolas con pensar en futuro???? Nada dura para siempre, ni siquiera el futuro.
Hoy nadie construye castillos o museos dignos (todo es de la marca sueca), vivimos más bien en tiendas y súper mega híper mercados
Quino:
El problema está en que ya somos objetos y personas o como dice mi amiga, bienes de consumo, y como tales perdemos utilidad una vez usados. La vida que hoy en día se diluye como el agua, se alimenta de la insatisfacción del” yo quiero conseguir lo mismo ”.

La felicidad ha pasado de aspiración, para todo el género humano a deseo individual. A una búsqueda constante en la que el exceso de los bienes de consumo nunca será suficiente. Y llegamos al consumidor consumido.

Esto los políticos lo han comprendido muy bien y han trasplantado a los seres humanos, a los que nos consideran cobayas, unos patrones de comportamiento creados para servir a las relaciones entre cliente y producto (el de los lobbies que los patrocinan a ellos), y ya no en el bienestar general. Tratan a la democracia y al mundo como si fuera un contenedor lleno de juguetes con los que jugar a para sus propias voluntades. Nos aburrimos, los tiramos y sustituimos por algo nuevo, y así in aeternum.

Pero ¡cuidado! Lo mismo pasa con nosotros. Hoy una pareja dura lo que dura la gratificación. Es lo mismo que cuando uno se compra un teléfono móvil: no juras fidelidad a ese producto, si llega una versión mejor al mercado, con más trastos, tiras lo viejo y te compras lo nuevo.

¿Qué efectos tiene en el ser humano?
Una actitud racional para con un objeto es una actitud muy cruel para con otros seres humanos. El consumismo es una catástrofe que afecta a la calidad de nuestras vidas y de nuestra convivencia. Creemos que para todos los problemas siempre hay una solución esperando en la tienda, que todos los problemas se pueden resolver comprando, y esto induce a error, nos debilita.
Porque nos priva de nuestras habilidades sociales, en las que ya no creemos.

Por lo tanto, a veces creo, solo a veces que a la felicidad se la debe modelar y en el camino de la vida humana, hay dos maneras: uno es el destino, algo que no podemos cambiar, pero el otro elemento es el carácter.

El destino dibuja el conjunto de opciones que tenemos disponibles, siempre hay más de una opción. Luego el carácter es el que te hace escoger entre esas opciones. Un elemento de determinación y otro de libertad.

Viviendo en una sociedad de consumidores, resistirse a ser un consumidor es una opción posible pero muy difícil. Por lo consiguiente, la probabilidad de que la mayoría de las personas decida resistirse al consumismo es una probabilidad muy lejana, aunque todas las mayorías empezaron siendo minorías.

Uno no sólo puede, sino que debe vivir su propia vida y el modelo de vida que le encaje, consciente de las consecuencias y costes que acarrea. Y el problema de mejorar la sociedad, y esta es la respuesta a todas las preguntas futuras.
Yo elegí hace rato, y aún sigo pagando el precio, pero hago lo que se me cantan en las dos campanas.
 Una buena sociedad sería la que hace que las decisiones correctas sean las más fáciles de tomar.
Resultado de imagen de Edward Gorey






















ILUSTRACIÓN DE EDWARD GOREY







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