domingo, 31 de enero de 2010

Lampo...así se llamaba el caballo de mi tío Giuseppe, era negro color azabache, y el de mi mamá que era su hijo, se llamada Figo, que quiere decir guapo, lindo...

Lampo y su señora esposa, que no me acuerdo de su nombre, (y no es hora tampoco de llamar a mi vieja, cuando en Buenos Aires, son las 7 de la mañana), murieron en la 2da, guerra mundial. Lampo, fué atravezado por una esquirla, en pleno bombardeo de los alemanes, a su pueblo, y su esposa, la mamá de Figo, murió por tristeza...
Hasta los equinos, se dejan morir, de tristeza...
increíble...

Figo, creció sanamente y enormemente, durante los dos primeros años pre-invasión americana a Sicilia, y fué uno de los causantes, junto a ella (mi madre) para que toda la familia, no murieran ametrallados...

Así es el cuento, brevemente y al galope:

El pueblo de mi madre, fué bombardeado durante 7 días y 7 noches, ya que por su ubicación estrategica, a 900 metros de altura, y ser cruzado por infinitos valles, fué asentadero del la 8va. división Panzer alemana, que provenía de África, y en el período de la invasión aliada a Italia, provenientes desde el sur de Sicilia, por el general Mc Arthur, ( era la unica manera que tenian), era el bombardeo, para debilitar , de ése modo, las filas enemigas...

A escasos 2 kilómetros, pasaba una vía de tren, el que llevaban pertrechos a los nazis, y en una de tantas tardes en que bombardeaban, y aunque milagrosamente, nunca fue alcanzada la casa de mis abuelos, por precaución hubo un dia, en que habían decidido ir a refugiarse al túnel de ésa vía...

Mi madre fué siempre "naso in " ( nariz parada) con respecto a los malos olores, y cuando llegaron a la entrada del túnel, habían decenas de familias, instaladas desde hacia días, cuando comenzó el bombardeo, donde claramente, allí, cocinaban, comían, se aseaban y...lógicamente, las gentes, meaban y cagaban...
Supongo que el hedor, era recalcitrante, y el caballo, se negaba a seguir, y mi madre a los gritos, montada en el ( siempre a pelo lo hacía, contaban mis tíos), decía que allí, no entraba "nemmeno pazza" ( ni loca). Mi abuelo, que era el único que la consentia siempre, y para no oirla gritar más, juntó los pertrechos, y hacia las rocas se dirigieron...

En el ínterin, mientras estaban instalados, y siendo ya de noche, abajo de la luz de un farol a keroseno y mientras mi abuela sacaba pan, queso, aceitunas, huevos duros, tomates y carne secada al sol, y disponía todo sobre un mantel, fué que vieron cómo dos aviones ingleses, aliados, creyendo que allí, habrían aún pertrechos militares, se dirigieron a ambas entradas del túnel, y ametrallaron a todo el mundo...Y entonces, mi abuela raudamente, apago la vela de un soplido y envolvió a mi madre en su mantilla, tapandole la boca para que no se oyeran sus gritos...

Después de que se disipó el humo y se dejaron de sentir los gritos de terror, dolor, muerte y ese olor a carne humana quemada, que aún la persigue...seguro...lo único que pudieron hacer, fue abrazar a mi mamá fuertemente, y comenzaron a intentar comer, con la sola luz de las estrellas y en silencio, con lágrimas en los ojos... No pudieron hacer nada, estaban lejos, y si hubieran bajado de donde estaban encaramados, los soldados alemanes, que ya dominaban la escena de muerte y horror, sabian que seguro,los fusilarian...

horrores de la guerra, que a mi y a mis hermanos, nos contaban, como cuentos fantásticos, y veíamos en esas historias, una prolongación de una serie de los años 60's que se llamaba "Combate", en blanco y negro, en las teles, que parecían muebles...Serie con la que mi padre, evocaba su época de capitán de artilleria, y nos aclaraba ciertos aspectos que no eran reales...

Acabo de acordarme del nombre de la yegua, esposa de Lampo...se llamaba, "Nevicata" (nevada), porque era negra con manchitas blancas por todo el cuerpo, muchas manchas blancas, como si los copos de nieve se hubieran eternizado en su cuero...

Cuenta la historia familiar, que cuando mi madre, emprendió su viaje a "l'america", Figo, también se dejo morir de tristeza, y que no hubo manera de lograr que comiera, y que ya en sus últimas instancias, mi abuelo, con lágrimas que le corrían en las mejillas, tuvo que sacrificarlo, como se hacia entonces...pegándole un tiro en la sien con su escopeta de dos cañones...Mi madre nunca lo supo...

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